Tras la excelencia, el periodismo exigente
¿Qué tienen en común las siguientes cuatro personas? O, mejor dicho, ¿pueden tener algo en común Francisca Cooper, Gladys Marín, la “balserita” de Puerto Gala o la inolvidable Gemita Bueno? Aunque parezca una irreverencia (o algo peor), lo que juntó a estos cuatro personajes, o a sus familiares y seres relacionados fue que son los protagonistas –directos o indirectos- de los cuatro trabajos premiados en la versión 2005 del concurso Periodismo de Excelencia de la Universidad Alberto Hurtado. Setecientas postulaciones, agrupadas en cuatro diferentes modalidades –reportaje, entrevista, “golpe” y opinión- entraron en competencia, lo que demuestra el prestigio que alcanzó esta distinción en apenas tres versiones. Pero lo más notable es, como se señaló al comienzo, es cómo los premiados incidieron en cuatro personajes tan disímiles. Lo de la “balserita” es, sobre todo, la revelación de cómo una pequeña exageración que se ampara en la mejor intención, puede convertirse en la clásica bola de nieve que rueda cuesta abajo sin control. En este caso, una situación aislada –el recorrido a su escuela en una pequeña balsa de plumavit de la escolar Carolina Pate- involucró a la mayoría de los medios nacionales y generó una gigantesca ola de ayuda a su aislada comunidad en la comuna de Puertos Cisnes. Todo lo cual estuvo muy bien, de no ser porque para Carolina, el viaje no lo hacía habitualmente y parecía más bien “una gracia”. Pero, captado por el alcalde comunal y amplificado por los medios regionales y todo el país, se convirtió en una odisea heroica. Aunque más tarde se despejó la confusión, para una gran mayoría de chilenos la primera imagen sigue siendo la única válida. Y tal como deja en evidencia el autor del reportaje que cuenta “la verdadera historia” de este caso, Francisco Aravena, de la revista El Sábado de El Mercurio, los medios no cumplieron con su deber de entregar una información confiable. Como el cínico dicho aquel, alguien no dejó que la verdad echara a perder una buena historia. Y el periodismo se debe alimentar de buenas historias, pero sobre todo de historias verdaderas. Por eso son importantes los otros trabajos premiados. Un ejemplo revelador es el de Julio Ugas, “el hombre en la sombra”, pareja de Gladys Marín, y muy poco conocido hasta la muerte de ella. La entrevista la hizo Margarita Serrano, también para la revista El Sábado. Situada en las antípodas de la carismática dirigenta comunista, Gemita Bueno mantuvo en vilo al país durante meses. Su confesión final, sin embargo, es también un hito. Las sorprendentes revelaciones al periodista Mauricio Donoso, en La Tercera, justifican el premio “golpe”: “Es todo mentira. Todo, todo, todo mentira”. Podría pensare que aquí se agota el catálogo. Pero el irreverente director de The Clinic, Patricio Fernández, muestra que este universo es insospechado y no tiene limites. Con motivo de la muerte de Francisca Cooper. Fernández creyó necesario recordar un incidente personal con el padre de la joven y otros hechos del pasado. Pero en vez de erigirse en juez a partir de ellos, construyó una historia de compasión y reconciliación verdaderamente notable, que dejó en el camino a muchos igualmente notables competidores en el género opinión. Es que era muy difícil ganarle a una reflexión simple y directa ante la tragedia. El autor se pregunta: “¿Qué habría hecho?” Francisca de no haber muerto en Phi Phi. “¿Qué hueco del mundo se quedará a oscuras sin que ella lo ilumine? Porque a estas alturas es de esperar que estemos de acuerdo en que nos necesitamos todos”.
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