¿Por qué no Guatemala?

Aunque todavía falta para la elección, el debate en Chile se ha tornado tan áspero como si se estuviera disputando el sillón presidencial o, por lo menos, un escaño parlamentario. Lo sorprendente es que nuestro país no es candidato. La discusión es -¿apenas?- por el destino de nuestro voto. Mientras se decide, un embajador (el de Chile en Venezuela, uno de los países en busca de apoyo) recibió una amonestación; la oposición proclama su crítica ante la indecisión y, además, alega que el Presidente Hugo Chávez, el otro país que aspira al apoyo chileno, se ha mostrado “muy confianzudo” con Michelle Bachelet. La Concertación no se pone de acuerdo y en los últimos días, la petición de Estados Unidos a favor de Guatemala (el otro país de la región con aspiraciones) abrió las compuertas de nuevas indignaciones.

¿Es para tanto?

Un lugar en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde hay cinco delegaciones permanentes que tienen prácticamente todo el poder y diez que se van rotando, implica un honor pero también una peligrosa cercanía con los remolinos políticos del siglo XXI. Fue lo que experimentó Chile cuando se decidió la invasión a Irak en 2003. Al final, en una actitud como la que inmortalizó Alonso de Ercilla, propia de “gente granada, gallarda, soberbia y belicosa”, el gobierno de Ruicardo Lagos salió airoso de la prueba. Es una situación que puede repetirse ya que, conforme a la Carta de la ONU, el Consejo de Seguridad tiene “la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales”.

Hasta ahora, aquí en Chile, la discusión se ha centrado en los méritos (o defectos) de la candidatura venezolana. Como suele ocurrirnos, el asunto a estas alturas ya nos ha llevado a la polarización. Pocos, sin embargo, han prestado atención a la otra candidatura, la de Guatemala.

El Presidente de esa nación centroamericana, Oscar Berger, anunció hace unos días que sólo le faltan 26 votos para lograr un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Según sus cuentas, ya tiene el respaldo de 102 países, empezando por los de Centroamérica, además de México, Estados Unidos , Colombia y Marruecos.

De cumplirse el optimista pronóstico, Guatemala llegaría finalmente al centro de decisiones del organismo internacional. Hasta ahora, es parte de un pequeño grupo (solo seis naciones) que a pesar de figurar entre los fundadores de la ONU, nunca llegaron al Consejo de Seguridad. Puede parecer injusto, pero es comprensible a la luz de una historia de convulsiones políticas que marcaron profundamente la imagen de Guatemala ante el resto del continente. El peor momento, sin duda, ocurrió hace más de medio siglo, cuando fue derrocado el gobierno de Jacobo Arbenz con la abierta ayuda de la CIA norteamericana..

Se inició allí un proceso, largo y doloroso, en el cual solo hace diez años, en 1996, se logró la paz. Y hace dos, en 2004, con el gobierno del Presidente Berger, la situación terminó de consolidarse. Prueba de ello es que soldados guatemaltecos son parte de la misión de Naciones Unidas en Haití y observadores militares prestan servicio en diversos países de Africa. Al mismo tiempo, como demostración de una vocación de cooperación, ha tenido una intensa participación en diversos organismos internacionales.

Cuando se vote en la asamblea General para elegir al representante de nuestro continente en el Consejo de Seguridad por los próximos dos años, Chile no tiene por qué votar contra nadie. Puede hacerlo perfectamente a favor.

En este caso a favor de un país democrático que no pretende inmiscuirse en los asuntos internos de otras naciones. Como Guatemala.

Publicado en el diario El Sur de Concepción el 27 de Julio de 2006

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