Lecciones de economía

No es la primera vez que la senadora Evelyn Matthei habla duro y golpeado. Pero, como dijo el sacerdote Felipe Berríos, capellán de “Un Techo para Chile”, es probable que ella misma se diera “cuenta que fue poco feliz la forma de decirlo; yo creo que ella no quiso ser así tan agresiva”. Se refería a la descalificación del presidente de la Conferencia Episcopal, el obispo de Rancagua, Alejandro Goic, de quien dijo que no sabía “nada de economía”. ¿La causa? El llamado a los empresarios a pagar “un sueldo ético”.

La senadora marcó un hito, ya que el sector que representa –la Alianza, en la que incluso se da su nombre como eventual pre-candidata presidencial- ha adherido sistemáticamente a las posiciones del episcopado cuando el debate ha sido sobre el divorcio, la píldora anticonceptiva o la eutanasia. Esta vez, en cambio, las palabras del obispo Goic encendieron una polémica en que las posiciones se alinearon de diferente manera. Al terminar la semana Sebastián Piñera y Pablo Longueira habían entrado en un propio circuito de acusaciones y réplicas.

El punto de partida que no hay que olvidar fue la descalificación contra Monseñor Goic. Lo que no quiso aceptar la senadora es que la Iglesia Católica desde siempre habla de temas contingentes. En palabras del Papa Juan XXIII, se ha definida a sí misma como “madre y maestra” (Mater et Magistra). En su encíclica de ese nombre, señaló en 1961:

“Muy claro es cómo la Iglesia ha enseñado en todo tiempo, y sigue siempre enseñando, que los progresos científico-técnicos y el consiguiente bienestar material son bienes reales; y, por lo tanto, señalan un paso importante en la civilización humana. Pero ellos deben valorarse por lo que son (…) como bienes instrumentales o medios que se utilizan para la consecución más eficaz de un fin superior, cual es el de facilitar y promover el perfeccionamiento espiritual de los seres humanos…”.

No es la única referencia al tema. Años más tarde, estos conceptos los refrendó y amplió el Papa Juan Pablo II (Laborem Exercens). No solo son mensajes provenientes de Roma. También desde hace largo tiempo, la jerarquía católica chilena –sin contar a los pioneros como San Alberto Hurtado o su primo el obispo Manuel Larraín- ha hablado de manera parecida sobre materias contingentes. En 1962 emitió la pastoral “El deber social y político” que rayó la cancha para las difíciles décadas siguientes. Sobre economía la jerarquía católica cree tener autoridad para hablar desde la Encíclica “Rerum Novarum”. También cree estar capacitada para emitir juicios sobre violaciones a los derechos humanos y temas “valóricos”, como los que han estado en el tapete en los últimos años.

De tiempo en tiempo, sin embargo, se discute esta autoridad.

En esta perspectiva, el remolino de opiniones que generaron las palabras del Obispo Goic, motivadas por su cercanía con los subcontratados de Codelco en huelga, no es muy novedoso. Pero igual llamó la atención. Desde círculos cercanos a la jerarquía –Goic es presidente de la Conferencia Episcopal- se reconoció que hablar de una cifra concreta (250 mil peso) pudo ser “un pequeño resbalón”. Pero también se reiteró que no era una opinión aislada, sino que tenía pleno respaldo entre sus colegas. Después de lo cual los obispos prefirieron dejar que políticos, sindicalistas y periodistas continuaran el debate.

Haber puesto el tema en debate, es considerado como un importante logro.

10 de agosto de 2007

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