Sorpresas de la Señora K.

Michelle Bachelet, que será la dueña de casa en la Cumbre Iberoamericana esta semana, confía en Cristina Kirchner. En una entrevista para la agencia EFE, el viernes pasado, afirmó que "las mujeres podemos aportar algo propio a la política. En nuestros países y en la relación entre ellos. Estoy convencida de que con Cristina Fernández vamos a tener una excelente relación pero, como siempre, cada presidente defiende su país".

Todavía como esposa del Presidente, la señora “K” viene a Chile, en su primer viaje después de su inobjetable elección en primera vuelta. El 10 de diciembre, cuando asuma, estará en condiciones de hablar de igual a igual con Michelle Bachelet.

Pero ¿será así? La prensa trasandina dio cuenta de que el pasado fin de semana el matrimonio analizaba el futuro gabinete en una reunión en El Calafate, en la provincia de Santa Cruz. Esta suerte de “co-gobierno” refuerza la tesis de que proyectan una larga permanencia en la Casa Rosada. Lo señaló The New York Times: “A pesar de tener la aprobación de más del 60 por ciento en las encuestas, (Néstor) Kirchner decidió en julio no presentarse a la reelección, en lo que muchos consideran es una estrategia para hacer que la pareja se turne en el palacio presidencial”.

Hasta ahora, la distribución de los papeles en el matrimonio se presta a debates. Cuando comenzó el gobierno de Néstor Kirchner se decía que ella era la figura dominante en la pareja. Ahora hay quienes creen que es al revés. En el siempre solemne diario La Nación de Buenos Aires, un gracioso anotó en el blog del comentarista político Fernando Laborda: “Cristina. Sos hermosa, capaz, talentosa, sensible y elegante. El único defecto que te encuentro es cuando decís ‘ezpezial’ con z”.

Lo que parece seguro es que la señora “K” va a poner un nuevo énfasis en las relaciones internacionales. Para su elección, estuvo en Buenos Aires Segolene Royal, la derrotada candidata socialista francesa. Del “efecto Michelle”, que pudo restarle votos a la francesa, ya nadie se acuerda. Es que, después de todo, en Francia persisten algunos hábitos de siempre, incluyendo el machismo. La fuerza de Nicolas Sarkozy sigue siendo su rotunda manera de encarar situaciones complejas, sin hilar muy fino y dejando de lado casi cualquier vestigio ideológico.

Algo parecido puede ocurrir cuando se instale en la Casa Rosada su nueva-antigua inquilina. Ella que lucía muy ideologizada, parece estar tendiendo puentes con la Iglesia Católica y tiene a los empresarios a la expectativa. Uno que no se identificó, le comentó al analista Jorge Oviedo que “es mejor que Néstor. Ella escucha, se le puede hablar. Se preocupa por entender los temas y hasta es capaz de prestarles atención en las reuniones a argumentos que no comparte”.

Pero su principal fortaleza es la misma de su marido: la boyante situación económica. Este año Argentina crecerá un ocho por ciento por sexto año consecutivo y los precios de la soya, el maíz y la carne siguen altos. ¿Resultado? ¡Lo obvio! Reservas altas, alto empleo.

Que no todo es sonrisa lo demuestra un hecho que puede ser inquietante: la votación kirchnerista es más débil en las grandes ciudades, empezando por Buenos Aires.

2 de noviembre de 2007

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