El TC en el tapete

Pese a que nunca reconocieron que podían haberse equivocado, los responsables del golpe del 11 de septiembre de 1973, dieron a entender –indirectamente- que había mejores maneras de resolver una crisis institucional. En subsidio de un eventual “pronunciamiento”, la Constitución de 1980 determinó que el camino frente a una crisis entre los poderes del estado debía asumirla una institución civil por encima de las pasiones del momento. Esta fue la génesis del Tribunal Constitucional.

Por si las moscas”, como dijo un filósofo del PC, también se estableció que los jefes castrenses podían “representar” en el Consejo de Seguridad sus puntos de vista al Presidente de la República. Pero esta puerta al golpe blanco, se eliminó en alguna reform,a posterior a 1990.

Pero sobrevivió el Tribunal Constitucional que, en definitiva, se ha constituido en el supremo poder en nuestra democracia..

Su más reciente actuación, respecto a la “píldora del día después”, ha generado una dura polémica, cuando todavía no se conoce el fallo mismo. Después de la tempestad, es probable que el propio Tribunal muestre heridas graves, si no fatales.

Sin entrar al fondo del fallo que solo se conocerá oficialmente la próxima semana, cabe plantearse por lo menos dos dudas.

La primera se refiere a la no inhabilitación de uno de los jueces. La base del “juicio justo” es que quien decide no haya anticipado su posición. Personalmente, en los tribunales en que me ha correspondido actuar, he visto como rutinariamente se abstiene algún miembro cuando considera que su imparcialidad podría ser cuestionada. Lo hacen los periodistas en el Tribunal de Ética y Disciplina del Colegio, los directores del Consejo de Ética de los Medios y, en un ámbito más reducido pero no menos importante, los integrantes de los comités o consejos de ética de la Universidad.

Se ha dicho que no es una obligación legal. Ello podría discutirse y es probable que a la larga se obligue por ley a los integrantes del Tribunal Constitucional a mantener la blancura. No es una obligación legal pero sí moral y en nuestra sociedad ello debería te ser más que suficiente.

El segundo aspecto dudoso de este caso es cómo se conoció el fallo. Una filtración hasta ahora no explicada, desató comprensiblemente un agitado debate. No se ha explicado como ocurrió la filtración, lo que sería bueno aclarar, pero que el Tribunal, reconociendo que la situación se le había escapado de las manos, trató de ordenar las cosas y dio a conocer el resultado, aunque no los fundamentos.

Fue la peor reacción posible. Todavía no se conoce el detalle y varios integrantes del Tribunal Constitucional han sido blanco de cuestionamientos en distintos grados. Hay preguntas acerca de su actuación. Dudas. ¿Cómo podrían defenderse quienes están bajo sospecha si todavía no se sabe nada acerca de sus motivos y sus decisiones? O, por aún, si se defienden de antemano, ¿no pueden hacer más nebulosa la situación?

Soy de quienes creen –independientemente de mi fe religiosa- que este fallo es malo en el fondo.

Lo que me permito agregar ahora es, además, que, por lo que conocemos, es todavía peor en la forma.

11 de abril de 2008

Nota del Editor:

Una semana después de escrito este artículo, el día 18 de abril, se publicó el fallo: http://www.tribunalconstitucional.cl/index.php/sentencias/view/914

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