El abc del cambio periodístico

El lunes 22 de mayo el más tradicional de los diarios tradicionales de España amaneció con un nuevo rostro en Internet. Según su propio comunicado, ABC,es ofrece “un nuevo producto en la línea de los más modernos diarios digitales internacionales”.

Al abrir la página electrónica del diario, el internauta se encuentra con tres columnas verticales que ofrecen actualidad, contexto y servicios. A lo largo del día, como ocurre con la mayor parte de los diarios de este tipo, las noticias se actualizan. Pero no solo eso. También cambian los énfasis “en función de las horas del día”.Esto significa que en la mañana la mayor importancia la tienen las noticias propiamente tales, mientras que en la tarde el eje de interés se desplaza hacia los temas del ocio y el deporte.

Este no es el primer cambio dramático realizado en el último tiempo. Desde el 2 de abril The New York Times revisó completamente su presentación en la red. Clarín, Le Monde y The Washington Post han hecho lo mismo- El ciberespacio, después de una década de “diarios electrónicos”, deja de ser una réplica del soporte- papel y se asume como un medio nuevo. Ello implica posibilidades, exigencias y desafíos distintos de todo lo conocido. Al mismo tiempo, para facilitar la interacción, definitivamente se incorporan los “blogs”, cambiando –tal vez para siempre- la relación entre el diario y el lector.

El médico Theophraste Renaudot descubrió hace casi cuatro siglos que podía combinar provechosamente la información que obtenía en la Corte de Luis XIII y las posibilidades de la imprenta. Como resultado, en 1631 creó La Gazeta de Francia. Desde entonces, los medios –impresos o audiovisuales, incluyendo los electrónicos en una primera etapa- se caracterizaron por la dictadura (bienintencionada, suponemos) de los periodistas y los responsables de los medios, quienes monopolizaban la capacidad de decidir qué era noticia y qué debía conocer el público. A ello se debe que la definición más exacta de noticia sigue siendo la que dice que “es todo aquello que interesa a los periodistas”.

Internet empezó a cambiar esta relación. Y el blog, por ahora, representa su culminación.

Technorati Inc. el principal motor de búsqueda de blogs, asegura que cada segundo se crea uno nuevo. En su último recuento encontró 40 millones 700 mil blogs. Esta realidad es la que tiene con los pelos de punta a los medios en todo el mundo.

Nadie garantiza que -¡ahora sí!- esta sea crisis final del periodismo. Pero es evidente que es un fenómeno que plantea desafíos de magnitud insospechada. Pero hay algo esencial que permanece: el concepto de la responsabilidad de los periodistas y los medios. Más aún: se acrecienta.

En este mundo agobiado por la avalancha informativa, se agiganta la necesidad de análisis y criterios orientadores. La competencia entre los profesionales y los aficionados ingeniosos sólo la va a ganar quien garantice una entrega noticiosa seria, con datos precisos, más creíble por tanto. Pero también se exige una presentación atractiva, fascinante, acompañada de buenas imágenes y que ofrezca enlaces adecuados para quien se interese en profundizar los temas.

Pero, sobre todo, este periodismo debe permitir el ejercicio básico en democracia: la interacción y la participación.

Es, sin duda, lo que viene. No. En realidad, ya está aquí.

Publicado en el diario El Sur de Concepción y La Prensa Austral de Punta Arenas el 26 de mayo de 2006

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