Megaempresa cibernética

Bastaron cinco largas horas de trabajo el primer jueves del 2000, para que los interesados se pusieran de acuerdo en la creación del conglomerado medial más grande de todo el planeta: la empresa AOL-Time-Warner, valorada en 350 mil millones de dólares. Este encuentro fue solo el final de un proceso largo. La última etapa comenzó hace unos meses y, a pesar a su enorme magnitud, se mantuvo en reserva, sin filtraciones.

El protagonista -héroe o villano, según se mire- es Steve Case, de quien no se sabe mucho fuera de su país, ya que su imperio, como proveedor de Internet, está centrado en Estados Unidos. A los 41 años, convirtió a America-on-line en la mayor empresa de su tipo, que atiende al 54 por ciento de los norteamericanos conectados a la red. Hasta ahora, su mayor debilidad residía en la dependencia de cableados telefónicos ajenos, lo que le impedía mejorar la calidad y velocidad del servicio. Al entrar en tratos con Time-Warner, que tiene trece millones de abonados a la televisión por cable, AOL quedó en condiciones de ofrecer mejores, más rápidas y más seguras conexiones a la red mundial por líneas propias: las mismas que utiliza el cable de la TV.

Pero, al mismo tiempo, “sin querer queriendo”, generó la mayor empresa de comunicaciones. Según comentó The New York Times, con estas redes, de banda ancha y alta velocidad, se abrirán las puertas “a la distribución digital de nuevos servicios de entretención, información y comercio electrónico interactivo, a través de cualquier equipo, desde un computador de escritorio, a receptores manuales o televisores”. Es decir: el sueño futurista no realizado hasta ahora de la “pequeña aldea”.

La nueva empresa ha significado una revalorización de la revista Time, fundada en la década de 1920 por Henry Luce y que empezó vendiendo nueve mil ejemplares por semana pero que ahora se recuerda como el primer “portal” informativo de nuestro tiempo, con 33 revistas y 120 millones de lectores. A Luce hay que sumar otros pioneros: los hermanos Warner, que se instalaron en lo que sería Hollywood en 1922, y por supuesto Ted Turner, quien hace un par de décadas inició la CNN.

Al finalizar el siglo XX, las compañías fundadas por estos empresarios a lo largo de casi 80 años, se habían fusionado en un gigante que absorbió de paso a varias compañías menores, como HBO y empresas editoras de libros. Ninguno de ellos, sin embargo,soñó siquiera lo que ahora ha logrado Steve Case, de quien dijo The Wall Street Journal que es “el hombre que creyó en las telecomunicaciones”.

Recordó el diario neoyorquino que, en 1980, a los 21 años, Case expresó su convencimiento de que “los avances tecnológicos en las comunicaciones están a punto de alterar significativamente nuestro modo de vida”.

Como en los viejos cuentos de hadas -sólo que se trata de una historia de la vida real en los tiempos de la globalización- el triunfo parece haber llegado. La mejor indicación es que los competidores anuncian posibles nuevas fusiones para hacerle el peso a AOL-Time-Warner. Y, en el mundo entero, hay muchos observadores que se preguntan si al estar todo en una sola mano: el continente y los contenidos, no se hará realidad, más que el sueño de Marshall McLuhan, la pesadilla del “hermano mayor” de George Orwell.

Como en las viejas teleseries: Esta historia va a continuar.

14 de enero de 2000