Editorial

Un resultado todavía incierto

Este invierno no hubo veranito de San Juan. Pero alrededor del día de las Cármenes, el pasado fin de semana, el respiro que dieron las lluvias permitió pensar en un mini-veranito de la Virgen.

Lo malo fue que este “veranito” tuvo su costo en contaminación, que llevó a las autoridades de Santiago a decretar el viernes 14 por tercera vez pre-emergencia y vías exclusivas. Una vez más, pese a que entre los que no sabían de la prohibición se incluyó el senador institucional Ramón Vega, en la Intendencia se proclamó una victoria total: los índices de contaminación no crecieron -en realidad algunos subieron, pero otros bajaron- y por lo tanto, finalmente, parece haberse encontrado la panacea. Se aseguró que la idea de mantener estas vías segregadas en forma permanente podría estar lista para el próximo año.

Hay dudas

En algunos sectores se protesta simplemente porque se estima un derecho el transitar -en auto, desde luego- por donde uno quiera.

En otros, se empieza a aplaudir y no faltan los que aseguran que ahora los buses pueden andar más rápido.

Esta última afirmación es la más inquietante..

Cuando, al anunciarse esta medida, se dijo en esta página que este era un ejercicio de teóricos (14/05/2000), se hizo pensando en quienes andan sólo excepcionalmente en micro y por lo tanto no tienen clara conciencia de la manera como conducen sus choferes.

La falta total de consideración por las vidas humanas es su sino. Igual que el desconocimiento de algunos principios básicos de física, como las leyes de la inercia y las distancias de frenado en caso de emergencia.

No sólo eso: cuando se les exige que suban su nivel de escolaridad, se quejan. Cuando se les pide que pasen por Escuelas de Conductores, se quejan. Cuando se les pide someterse a ciertas disciplinas básicas, se niegan, igual como ha ocurrido con el uso de los cobradores automáticos.

Ya hemos recordado lo que pasó con un intento anterior de fijarles horarios. Fue inútil. ¿Por qué ahora los choferes y los propietarios habrían de estar mejor dispuestos?

Las vías exclusivas, ese sueño de los microbuseros, significan una amenaza para todo el que ande por la calle: a pie o en un vehículo menor.

Y queda, por cierto, la gran pregunta: efectivamente los buses andan más rápido y posiblemente contaminen menos que en otras ocasiones. Pero ¿qué pasa con los automovilistas particulares o quienes deben transitar por razones de trabajo en el resto de la ciudad y deben estar por más tiempo que el habitual en el “taco”? Por lo menos se puede asegurar que sí contaminan más que en otros días.

Abraham Santibáñez