Editorial:

“Juicios (sobre la prensa) sin sustento suficiente”

Santiago, 5 de Diciembre de 2004

Con motivo de la publicación del llamado Informe Valech, el periodista Rodrigo Cea, del cuerpo D, de El Mercurio, realizó una breve encuesta entre directores de medios durante los años de la dictadura. Las dos preguntas y sus respuestas, en el caso del responsable de este sitio, son las siguientes:

¿Qué opinión le merece el capítulo 3 del informe Valech referido a la actuación de los medios de comunicación durante el gobierno de Pinochet?

Para decirlo con mucha franqueza: encuentro que la sección sobre los medios de comunicación no refleja la grandeza del conjunto del informe y ni siquiera tiene un mínimo de prolijidad.

El domingo en la noche, como miles o millones de chilenos, me sentí profundamente conmovido por la presentación del Presidente Lagos. Pero al leer el texto en lo referido a los medios, me encontré frente a un documento concebido y redactado de manera ligera, por decir lo menos. Incluye juicios lapidarios sin suficiente sustento y cuenta a saltos una historia dolorosa y trascendente.

Los periodistas de esos años sabemos que cada día era diferente, que cada medio enfrentaba sus propios desafíos, que cada uno de nosotros tenía miedos y esperanzas muy personales. No es posible retratarlo todo en detalle, pero se podía haber recurrido a lo que ya consta en decenas de informes y no pocos libros. Así se habría evitado esa sensación de que los 17 años fueron idénticos, sin reconocer que la mayor habilidad del régimen fue su capacidad de maniobra, sus reacciones frente a las presiones y internas (pocas) y externas (esporádicas)

¿Cómo era el trabajo periodístico durante el gobierno de Pinochet? ¿ Se debían silenciar muchas cosas?

Al principio –hablo únicamente sobre la base de mi experiencia- sabíamos poco. Después sufrimos la indignidad de la censura y la autocensura. Creo, sin embargo, que había más información de la que ahora se dice que había. Más aún: sostengo que para muchos hoy día resulta reconfortante cargar las tintas contra los periodistas –descalificándolos por atemorizados, cómplices o incapaces de hacer bien su trabajo- cuando los propios lectores, auditores o telespectadores se sentían cómodos con el “un oasis de paz y tranquilidad” que les brindaba el régimen. ¡Y qué decir de los avisadores –muchos fueron los mismos que aplaudieron con emoción al ministro Eyzaguirre en la Enade- que mezquinaban sus avisos o los negaban para los medios que se esforzaban por mostrar una realidad distinta! Nunca quisieron ver lo que realmente ocurría, lo que se sabía afuera o escuchar al Cardenal Silva y a otros profetas como él A todos los motejaban de “antipatriotas”. Mi consuelo es que estábamos en buena compañía.

Abraham Santibáñez

(Subdirector de Ercilla hasta 1976. Subdirector y Director de Hoy entre 1977 y 1989).

Volver al Índice