Editorial:

Cien días desaprovechados (por la Derecha)

Santiago, 18 de Junio de 2006

A la hora de hacer el balance de los primeros cien días del gobierno de Michelle Bachelet, la Derecha sacó su artillería más pesada. Al estreno de la nueva estrategia –el batallón femenino que podría usar como “logo” un guantelete de hierro envuelto en terciopelo- se agregaron los viejos estandartes, personificados por Iván Moreira que no ha vacilado en recordar los “mil días”, como preludio de una nueva campaña del terror.

Parece difícil que este camino dé frutos en esta etapa. Más promisorio, desde su punto de vista, parece el que inauguró la diputada Marcela Cubillos en la Cámara de Diputados frente al ministro Martín Zilic.

Lo que no se advierte en esta arremetida, sin embargo, es la necesaria mirada hacia adentro que cualquier grupo humano, pero sobre todo un partido político, debe hacer si quiere ganar terreno en el electorado.

La crítica despiadada, cuando Michelle Bachelet sigue bien evaluada por la mayoría de la opinión pública y está recuperando el terreno perdido después de la revuelta de los secundarios, podría ser un error. Pero lo peor, sin duda, es la falta de coherencia y consecuencia que mostró la reacción al anuncio del proyecto de cambio del sistema binominal. No es consecuente ni coherente que la Derecha rechace la revisión del sistema electoral si apenas hace unos meses sus líderes decían estar a favor. Tampoco es razonable que quienes se han beneficiado de un sistema que establece una paridad artificial entre un tercio y los dos tercios de los votos por circunscripción, digan ahora que el sistema propuesto le da ventajas a la Concertación. Ello no está demostrado, salvo que obviamente debería tener mayoría quien tiene más votos, pero si hubiera una ventaja injusta, lo lógico sería trabajar en la reforma del nuevo sistema, no en la perpetuación del antiguo.

Con característica miopía, la Derecha, una vez más, se aferra a los privilegios que heredó de la dictadura. Aparentemente cree así poder cosechar en terreno propicio. Parece que no sólo sus proyecciones están equivocadas. También su diagnóstico.

Abraham Santibáñez

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