Editorial:

Hacia el fondo del asunto

Santiago, 14 de Enero de 2007

El debate que siguió a la decisión del Tribunal Constitucional sobre la normativa del Ministerio de Salud en torno a la “píldora del día después”, ha puesto de relieve la falta de proyecto político de la derecha. Siempre reactiva, atenta a descubrir fallas –donde las haya y, las más de las veces, donde no las hay- es incapaz de hacer proposiciones concretas. Le está pasando también con el tema del nuevo avión presidencial.

Igualmente tratan de disimular los temas que los dividen profundamente, como la compleja relación entre política y negocios, una de cuyas muestras más discutibles la protagoniza Sebastián Piñera. Por años otro breve ex-senador, Francisco Javier Errázuriz, adujo, sin terminar de convencer, que era posible combinar ambos intereses sin vulnerar la ética más elemental. De hecho, a lo largo de la historia, son muchos los personeros relevantes de la política que han actuado con la misma filosofía. La diferencia es que en la actualidad la información es más amplia y más rápida que nunca antes, a pesar de los bolsones de oscuridad que persisten, y que el volumen de algunos negocios –como es el caso concreto de las acciones de LAN- hace imposible que determinadas transacciones pasen inadvertidas.

La Alianza, sin embargo, quiere convencernos que sólo hay corrupción entre quienes, desde el gobierno, han hecho mal uso de los fondos públicos. Ello es condenable, desde luego, pero no debe servir de pantalla para no ver las propias falencias.

En el caso del decreto exento sobre la distribución de la píldora que objetó el Tribunal Constitucional, la división de votos debe ser tomada en cuenta. Las discrepancias se zanjaron considerando “la forma” y no el fondo. Ello anticipa un enfrentamiento mayor si –probablemente como resultado de un decreto firmado por la Presidenta de la República- se vuelve a plantear el tema. Es lo que ha desarrollado de manera convincente el comentarista Carlos Peña este domingo 14 de enero en su página en El Mercurio. Dice, en síntesis, refiriéndose al fallo del Tribunal Constitucional:

-Ahí tiene usted lo que revela el fallo acerca de la píldora del día después. Una mayoría de jueces esforzando su imaginación para hacer abandono de las reglas constitucionales (las mismas que, les gusten o no, tienen el deber de custodiar) y una minoría, espero que luego crezca, esmerándose por recordar lo obvio: en un estado de derecho, el primer deber moral de los jueces es respetar las reglas. Aunque no les gusten.

Hay mucho más que decir. Por ahora es suficiente. Este es un debate de fondo que recién empieza.

Abraham Santibáñez

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