Editorial:

¿Vidas paralelas?

Santiago, 26 de Agosto de 2007

Que yo sepa a nadie más se le ha ocurrido hacer el paralelo, así que puedo estar muy equivocado. Pero siento que entre el Presidente francés, Nicolás Sarkozy, y el ansioso pre-candidato Sebastián Piñera, hay enormes similitudes.

El primer parecido es, naturalmente, el entusiasmo que ambos despiertan tanto allá como acá en la derecha que se dice moderna. Luego está ese cuidado por la imagen que, en el caso de Sarkozy, lo ha llevado al extremo de pedir (o aceptar, sin pedirlo siquiera) que uno de sus amigos editores retoque sus fotografías antes de publicarlas para esconder sus “rollitos”. También se comenta que se las arregla para aumentar su estatura en las fotografías oficiales.

Pero, sobre todo, Sarkozy muestra un ansia desesperada por hacerlo todo rápido y –ojalá- bien. El chileno padece de “incontinencia accionaria” según un feliz diagnóstico. El francés, en sus primeros cien días en el poder, ha actuado “como si tuviera un mandato para dirigir a toda Europa” y no solo a Francia, consigna Newsweek esta semana.

Un punto sobresaliente en estos tres meses lo marcó la iniciativa para liberar al equipo médico búlgaro que estaba sentenciado a muerte en Libia. Para no perder la ocasión, el Jefe de Estado francés viajó de inmediato a concretar un acuerdo nuclear con Gadafi. Pero también incluyó a su mujer, Cecilia, en la operación. En esto, por lo menos hasta ahora, hay una evidente diferencia en la relación matrimonial con el aspirante chileno. Es cierto que este equilibrio nunca es fácil: si la pareja no aparece en escena se desatan los rumores de conflicto; si aparecen demasiado, se culpa a uno(a) de querer controlar a la otra(o).

En este caso, en Francia, la relación es todavía más complicada ya que Nicolás y Cecilia nunca han sido una pareja modelo, pero evidentemente su triunfo resultó enormemente atractivo para ella. Todo lo cual, sin embargo, no impide que Cecilia Sarkozy haga gala de su independencia cada vez que puede.

Invitada con su marido a la residencia de descanso de los Bush, desairó a la Primera Dama norteamericana a última hora. Una chilena, por lo que sabemos, tanto por la tradición como por la historia de las parejas que actualmente miran a La Moneda, no cometería semejante falta a la etiqueta.

Todo esto no quita que, cada vez que leo las noticias de Francia y las comparo con la actualidad chilena, encuentro que hay más parecidos entre Nicolás y Sebastián. Pero, claro, falta lo primordial: que Tatán llegue a Palacio como dueño de casa y no solo como ocasional visitante.

Abraham Santibáñez

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