Editorial:

Las culpas de las instituciones

Santiago, Domingo 10 de Febrero de 2008

La reacción del senador Juan Antonio Coloma ante la renuncia al Ejército del general Gonzalo Santelices, involucrado judicialmente en violaciones a los derechos humanos, era previsible: “Me sorprende que Chile siga enfrascado en problemas que ocurrieron hace 35 años atrás; que todavía no hay una capacidad de resolver de la Justicia ninguno de los temas que hace que Chile tenga temas de futuro”.

Esta majadera insistencia ignora un hecho esencial: fue la negativa actitud del Ejército, apoyada por la Derecha la que permitió esquivar el bulto en estos temas durante la Dictadura y por largos años. El ocultamiento y la desidia hicieron posible que finalmente el Ejército se vea enfrentado a su pasado en su peor momento. Con ello, además, enredó al gobierno en una situación inédita como es la responsabilidad por los ascensos de los tenientes y subtenientes de 1973.

Se podría entender que los ahora acusados no hayan tenido alternativa. Apenas salidos de la Escuela Militar, tenientes y subtenientes se enfrentaron a una situación ante la cual no supieron reaccionar, fuera por su inmadurez o por el temor a brutales represalias. Lo que no es aceptable es que durante período que siguió, especialmente una vez que Chile recuperó la democracia, no reconocieran su participación en estas violaciones a los derechos humanos. No es admisible que el aparato militar y también el oficial, no diera señal alguna de querer encarar lo hecho, que debían ayudar a esclarecer lo ocurrido, pedir perdón y contribuir a la reparación de las víctimas o sus familiares.

No es aceptable que se siga esgrimiendo el argumento del “empate”: tantas víctimas allá, tantas acá. Víctimas inermes, asesinadas con premeditación y alevosía merecen más respeto.

Para los chilenos, lo más grave es que en esta coyuntura emerge un punto de vista soslayado hasta ahora: ¿por qué no re-examinar la tesis de que los crímenes son individuales y que las instituciones están exentas de responsabilidad?

En las últimas dos décadas -no podemos olvidarlo- hubo reiteradas oportunidades para que las Fuerzas Armadas dieran pruebas de su buena fe y de su legítimo interés de enfrentar cara a cara las responsabilidades individuales y/o institucionales.

Abraham Santibáñez

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