Salomón, Elian te espera...

Salomón -¿qué duda cabe?- fue más expedito. Cuando le presentaron a dos mujeres que se disputaban a un niño, optó por lo sano y dispuso que lo partieran y le dieran una mitad a cada una. Según el relato bíblico, la verdadera madre prefirió perderlo, antes que dejarlo morir: “¡Oh, señor rey, dale a esa el niño, pero vivo”... Como sabemos, el sabio Salomón dictaminó que ella era la verdadera madre y “todo Israel...vio que había en él sabiduría divina para hacer justicia”.

Elian González, el joven “balserito” cubano, cuya madre murió cuando trataba de llevarlo a una nueva vida en Miami, no tuvo la suerte del niño de la historia. Su madre lo quiso hasta la muerte, pero sus parientes, separados por un abismo más profundo que el mar, dan a veces la sensación de que preferirían verlo despedazado antes de ceder en sus posiciones. Y la justicia, que cuando tarda demasiado deja de ser justicia sobre todo al tratarse de un niño de seis años, no ha facilitado las cosas.

La odisea de Elian González no es única en nuestro tiempo: desde el final de la II Guerra Mundial, millones de otros niños han sufrido peores torturas, hambrunas, la separación forzada de sus padres, trabajos inhumanos para su edad y muchas veces la muerte, en todo el mundo, desde Africa a Kosovo, desde Medio Oriente a la guerrilla centroamericana o las favelas de Brasil.

Pero el caso de Elian resultó diferente porque ocurrió en medio de una de las más amargas disputas: la que divide profundamente, como un tajo de machete, la familia cubana. Cuatro décadas después de la caída de Fulgencio Batista y del triunfo de los “barbudos”, que eran una promesa de libertad, Amnistía Internacional reconoce que las cosas están mejor que antes en Cuba, pero que se sigue presionando a los disidentes de mil maneras. Para los cubanos que se afincaron en la Florida no hay razón que valga.

A mediados de semana, en medio de este juego de pasiones y tensiones, el niño que físicamente está mejor que nunca, fue expuesto ante las cámaras de TV a un despiadado interrogatorio. Inicialmente Diane Sawyer, animadora de Good Morning America había dicho que no se pasaría la entrevista para no “encender” más la situación. Pero al final se impuso el “rating” y Elian González proclamó ante el mundo que no quería volver a Cuba y que no le gustaba que su padre fuera a visitarlo “porque él me va a llevar a Cuba y yo no quiero ir a Cuba.

En este insólito ejercicio de maltrato infantil a toda cámara, esta parte del diálogo no fue la peor. También le preguntaron a Elian por la suerte de su madre, suscitándose un diálogo en el cual dijo que creía que ella vagaba por alguna parte, con amnesia, mientras los custodios de Elian aseguraban que él niño sabía que ella ya estaba en el Cielo...

En reacción, Fidel Castro llegó a proponer que no sólo viajara a Miami el papá de Elian, sino sus amigos y compañeros de colegio. Y que, si era necesario, llevaran también el pupitre que usaba en el colegio en Cuba.

Es evidente que sólo la sabiduría de Salomón podría haber resuelto el caso sin tantos damnificados, del cuerpo o del alma.

Publicado en El Sur

1º de abril de 2000