La “visita” de Bin Laden a Chile

Un nuevo término se agrega al diccionario de los cibernautas: el hoax. La palabra –que en realidad no es nueva ni exclusiva de la era de la computación- entró oficialmente en escena en Chile esta semana luego que un “bromista” inventara una página en Internet con las características del sitio de la CNN y anunciara que Bin Laden estaba en nuestro territorio.

En verdad, de broma tuvo poco: el falso anuncio, que llegó rápidamente a las redacciones periodísticas, aseguraba que el cerebro del terrorismo afgano había sido detectado por el Pentágono. Como resultado, “se espera que en las próximas horas se lleve a cabo una misión militar sin precedentes en el país de América del Sur…” Y, por si alguien suponía que se podía tratar de una visita sin mayores consecuencias, el informe supuestamente emitido por la cadena norteamericana concluía con una expresión de buenos deseos: “Esperamos que esta nueva vuelta de hoja a la historia no termine con otro país destrozado por la estigmática figura del hombre más buscado de la Tierra”.

Apenas unas horas después que empezara a circular el mensaje apócrifo, el vicepresidente ejecutivo y gerente general de CNN en Español, Chris Crommett, entregó una declaración negando cualquier relación con el informe dado a conocer en Chile y anunciando posibles medidas legales por el uso indebido del nombre de CNN y por el “abuso de nuestra credibilidad”.

A la hora de esclarecer lo ocurrido los especialistas explicaron que no se trataba de un “hacker”, es decir no había habido un ataque contra el sitio de CNN. Simplemente se copiaron sus características y se difundió –por vía electrónica- una página adulterada, lo que técnicamente es un “fraude” o un “hoax”. Lo que para muchos puede resultar sorprendente es que los “hoax” no nacieron ahora. Los ha habido desde hace mucho tiempo y en todos los campos del interés humano: la ciencia, la religión, el arte y la literatura. El último gran fraude internacional fue el de los supuestos “diarios” de Hitler, que engañó a importantes casas editoriales europeas.

Un ejemplo clásico es el del Hombre de Piltdown, que correspondía al “eslabón perdido”, la obsesión de los científicos de comienzos del siglo XX.

En 1912 el abogado y anticuario británico Charles Dawson aseguró haber encontrado partes de un cráneo que mostraban un insólito desarrollo. Sólo en 1953, gracias al avance científico, se logró la respuesta definitiva: todo era mentira. Se trataba de un conjunto dispar formado por un cráneo humano moderno y una mandíbula de orangután (también moderno), ambos cuidadosamente tratados para darles aspecto de antigüedades.

Los ejemplos de este tipo se repiten en el mundo artístico y literario. Antes, la precariedad de las comunicaciones ayudó a que tuvieran éxito. Se creía que con Internet no se repetirían estos engaños. Pero no fue así. Por el contrario, como se acaba de comprobar, las consecuencias de hacer aparecer a Bin Laden en Chile son imprevisibles: la velocidad de las comunicaciones puede hoy día generar reacciones vertiginosas si no se verifica la veracidad de una afirmación determinada.

Para los periodistas –y, por supuesto para los lectores, especialmente los usuarios de Internet- este episodio es una gran señal de advertencia: no todo lo que aparece en la pantalla del computador es confiable…

Publicado en el diario El Sur de Concepción el 2 de Marzo de 2002

Notas del editor:

  1. Más antecedentes sobre "hoax", se pueden encontrar en el artículo: Trampas y engaños on-line, publicado en esta misma columna, el pasado 4 de Octubre.
  2. En el caso de la página de cnn, la dirección que se difundió era:
    http://www.cnnenespanol.com:2002.noticiasmundo=14687&cnn@62.4.86.19/26.02.02/noticia/26/02/2002/ladden/osama.htm
    eso la hace aparecer como si fuera de cnn, sin embargo el símbolo "@" da otro significado a todo lo que está antes que él, y deja, como verdadera dirección de publicación a http://62.4.86.19/26.02.02/noticia/26/02/2002/ladden/osama.htm