¿Cómo se pronuncia?

Columnista invitado: Enrique Ramírez Capello.

Un coronel con poco sentido de humor amonestó al director de la revista. “No se juega con la majestad de este gobierno”, amenazó. ¿Cómo se pronuncia?”, ironizaba Guillermo Blanco. “¡Miento!”, respondemos aún sus lectores advertidos.

La lectura es una pasión irrenunciable. Un misterio gozoso. A ratos, glorioso. En otros, doloroso. Siempre rescato textos del pretérito. En el refugio de mi biblioteca, hurgo con paciencia. Y el magnetismo de cierta prosa me convoca y reencanta. Noche de insomnio: entre ristras de libros busco artículos añosos. Y encuentro un ejemplar de Ercilla del 14 de noviembre de 1973. Periodismo bajo censura militar. Hora de quebrantos. Chile en tensión, con toque de queda y normas restrictivas.

En la última página -bajo el epígrafe "La vida simplemente"- escribe Guillermo Blanco. Su artículo se titula "¿Cómo se pronuncia?". Treinta y cinco años después, su humor sabe a crítica e ironía; a gesto valiente y palabra valorizada; a independencia intelectual y renuncia a la sumisión. El inolvidable lápiz rojo de los "lectores prematuros" no se atrevió a enmendar su columna. No advirtió un ánimo belígero -como diría De Rokha- ni una intención malsana.

Blanco no patea las canillas. Gana por puntos porque es diestro e inteligente. Y en esos días no se premiaba la reflexión. Mientras otros peleaban en las calles con armas, él optaba por el alma. Es sarcástico, aunque no llega a la acidez: “Las innovaciones idiomáticas son notorias, y algunas de ellas se han producido en un plazo brevísimo. Desconcertantemente breve. Ciudadanos que antes del once se proclamaban "hombres de izquierda", se juran hoy "hombres de derecho"”.

Juega con los vocablos. Interventor se transforma en delegado; comprometerse en embarcarse o cuadrarse; unidos en soldados; el pueblo en la patria. "Situación nueva, lenguaje nuevo", sentencia. Su remate es mordaz. Y no lo descubrió el implacable censor de los primeros tiempos: "El otro día llegó un fulano con un chichón en la cabeza. Vino la pregunta: ¿Qué te pasó, hom? Respuesta: Me di un pronunciamiento al bajar de la micro".

Un coronel con poco sentido de humor amonestó al director de la revista. "No se juega con la majestad de este gobierno", amenazó. ¿Cómo se pronuncia?", ironizaba Guillermo Blanco. "¡Miento!", respondemos aún sus lectores advertidos.

(Publicado en La Nación)

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