Oda a la tipografía asesinada

Columnista invitado: Camilo Taufic

Hay un crimen ritual que se repite a diario en la prensa escrita de Chile, en el que participan como autores, cómplices o encubridores, periodistas, editores, diagramadores y correctores de pruebas. Y habría que agregar a los propios lectores. El delito es el siguiente: aceptar que el texto de los diarios vaya expuesto de una manera uniforme y monótona a lo largo de cien páginas, en que se han eliminado las negritas, las cursivas y el subrayado para destacar la ironía o el énfasis, el doble sentido o el drama, la insidia o la revelación que esconden algunas palabras especiales, y que en el área chica permiten distinguir el título de una película como “Se Arrienda” de un simple aviso económico.

Tipografía, soy sólo un poeta... -escribió Pablo Neruda en la Oda Elemental dedicada a este arte- ...y tú eres el florido/ juego de la razón/ el movimiento/ de los alfiles/ de la inteligencia”. Canta el vate, entusiasmado, a “las versalitas, las Bodoni, las elzeviras medievales... los caracteres de Aldus, las matrices de letras de Flandes y de Venecia...”. Elogia a los linotipistas “con su lámpara/ como un piloto/ sobre las olas/ del lenguaje”.

Pura espuma, verso puro, que nuestra era computarizada evaporó de un solo clic. ¿Quién se acuerda de las antediluvianas y divinas linotipias? Hoy, cualquier computador de ocasión, con hasta cinco años de terrible antigüedad, ofrece la posibilidad de escoger entre ochocientos diferentes tipos de letras, que toda secretaria o académico conoce: Arial, Times Roman, Courier New, etc.

Lo curioso es que en el salto de la computadora a la imprenta, los textos de nuestros escritores de noticias pierden 99% de los casi infinitos recursos tipográficos brindados por la actual tecnología. La culpa es de los “software de diseño”, con los cuales se arman, justifican y ajustan las páginas de los diarios, con mínima intervención humana: Page Maker, QuarkXpress, In Design, In Copy, Millenium... Y que convierten las montañas y los ríos, las nubes y los precipicios de los mejores estilos periodísticos en esta masa lisa e incolora de texto que usted está leyendo en este momento. En cada diario de Chile ha sido castrada la diversidad en la presentación gráfica, en aras de la rutina, la simplificación, la rapidez y la estandarización acrítica.

No sucede así en otros países de nuestro idioma, con una industria editorial más avanzada, como Argentina, España y México, en que versalitas, negras y subrayadas aún viven en crónicas y reportajes (no sólo en los avisos, maldición). Incluso el diario “Clarín” de Buenos Aires tiene su propia letra ® -de diseño exclusivo- para resaltar palabras especiales. Nuestra tipografía, en cambio, no sale del estilo “monoplano” ni siquiera para hablar de los milagros de San Alberto Hurtado.

Publicado en La Nación, el lunes 14 de noviembre de 2005

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