Marginado, por ser rubio de ojos azules

La verdadera tragedia de Hans Pozo, el “descuartizado”, no fue su horrorosa muerte. Fue su vida, marcada por el signo de la exclusión. Era un pobre entre los pobres de Santiago, pero nunca se sintió realmente acogido. Retrató su angustia el día en que le dijo a la inspectora del colegio donde intentó estudiar, que quería ser como ella. “Pero si tu eres un rubio hermoso”, le dijo la morena profesora. “Por rubio me botó mi mamá”, replicó Hans.

Al periodista Gazi Jalil F, hijo del veterano editor de TVN del mismo nombre, el esfuerzo por resolver “el puzzle de Hans Pozo” lo obligó a sumergirse en una realidad desgarradora.: “La historia de este joven, escribió en la revista El Sábado de El Mercurio, es la misma de cientos de otros adolescentes excluidos del sistema: pasta base, robos, cárcel, violencia y prostitución”.

Gazi Jr. lo recordó el miércoles pasado en el acto de premiación del concurso periodístico “Pobre el que no cambia la mirada”, organizado por el Hogar de Cristo, la Universidad Diego Portales y la Fundación para la Superación de la Pobreza. Su reportaje se impuso a otros cincuenta, incluyendo investigaciones para la televisión de gran factura. Además del reportaje de Jalil, fueron premiados precisamente trabajos para la pantalla chica: “El vendedor de pescado” del periodista Claudio Rozas, del programa Sueños Urbanos de Chilevisión; “Liceo para todos” de Andrés Chávez, de Contacto de Canal 13; y “El día después del allanamiento a la Legua” de Carolina Segura, para el noticiero central de TVN. Para subsanar la falla más evidente –el excesivo centralismo del material seleccionado- se anunció que la nueva versión del premio se estaba dando a conocer, en ese mismo momento, en seis ciudades de todo el país.

Con este concurso, dijo Cecilia García-Huidobro, Decana de Comunicación y Letras de la UDP, esperamos contribuir positivamente a revertir el fatídico círculo vicioso que estigmatiza a los pobres a quienes muchas veces los medios de comunicación relacionan con delincuencia, violencia y drogadicción”.

Así dicho, esta sucesión de buenas ideas, bien expresadas, a las cuales hay que agregar las encomiásticas palabras del ministro secretario general de Gobierno, parecen una reiteración de una preocupación que ya dejó de ser nueva. Lo importante de esta ceremonia es que la denuncia reiterada de que los periodistas y los medios estigmatizamos permanentemente a los pobres, descalificándolos como sucios, ignorantes y peligrosos, empieza a traducirse en una realidad positiva: una demostración concreta de que es posible hablar de quienes viven, sufren y tienen esperanzas en los sectores marginales como seres humanos.

Este es el gran descubrimiento de Gazi Jalil. En su reportaje incluyó el testimonio de la comunidad Caleta Sur, que acogió a Hans Pozo en 2001: “Fue un joven de sonrisa cálida, de gesto amable, de mirada triste y de presencia silenciosa”. ¡Qué distinto del primer retrato que conocimos del “descuartizado”, víctima presunta de la guerra permanente entre drogadictos y narcotraficantes!

Juan Pablo Cárdenas, Premio Nacional de Periodismo e integrante del jurado, señaló que el reportaje de Gazi Jalil posee una rigurosa investigación, gran calidad de estilo narrativo y sobre todo destaca por el respeto y finura con que fue realizado.

El aludido, junto con agradecer a su revista por permitirle realizar este tipo de reportajes, agregó algo muy decidor: “Nunca supe que (mi reportaje) era tan bueno hasta ahora”.

Septiembre de 2006

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