Milosevic en el banquillo

El juicio contra Slobodan Milosevic es una prueba de fuego no sólo para quienes quieren que pague por sus crímenes, sino para la aspiración de establecer -en la sociedad globalizada- una justicia igualmente globalizada.

No será fácil.

Estados Unidos, una de las fuerzas motrices detrás del juicio, teme que un precedente demasiado amplio se vuelva en su contra. Ya Henry Kissinger ha tenido problemas por demandas presentadas en diversos países. El gobierno del Presidente George W. Bush fue acusado de violar la convención de Ginebra por el tratamiento de los prisioneros del Talibán. La defensa de Milosevic quiere poner en el mismo banquillo a quienes lo combatieron: el Presidente norteamericanos Bill Clinton, el Primer Ministro británico Tony Blair y al entonces jefe de la OTAN, Javier Solana.

Sin embargo, según el escalofriante relato de los acusadores, principalmente la fiscal Carla del Ponte, Milosevic no tiene atenuantes: “No hay ideales que expliquen los actos del acusado. Más allá de los pretextos nacionalistas y del horror de la limpieza étnica, más allá de la retórica grandilocuente y de las frases mañosas, lo que motivó a Slobodan Milosevic fue simplemente el ansia de poder”.

Tras el derrumbe de la antigua Yugoslavia, artificialmente unida mientras vivió el Mariscal Tito, el propósito de Milosevic era lograr su reunificación, con un sello diferente. En pos del objetivo de la Gran Serbia desató tres guerras sucesivas, que le permitirían eliminar a los no serbios,. por la vía de la expulsión o la muerte. Este designio, subrayó Carla del Ponte, se manifestó en “incidentes que revelan una crueldad deliberada que iba mucho más allá de los límites legítimos de la guerra”.

La acusación es de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Croacia, Bosnia y Kosovo. En el caso de Bosnia, además, se le acusa de genocidio.

Milosevic no está solo ante el tribunal internacional. Lo apoya un número indeterminado de partidarios que financia su defensa y le han conseguido apoyo, incluso un video que mostró el jueves, que probaría que hubo un montaje de la prensa y los gobiernos para procesarlo.

Hoy en Belgrado, capital de lo que queda de Yugoslavia, la mayoría de los encuestados en la calle se muestra indiferente a la suerte de su antiguo líder. Pero hasta el año pasado el sentimiento mayoritario era de rechazo a la extradición de Milosevic. Sólo la fuerte presión norteamericana y la decisión del Primer Ministro serbio Zoran Djinjic, quien no informó previamente al Presidente Vojislav Kustunica, hicieron posible el juicio.

El tribunal especial fue creado por la ONU mediante la resolución 827 del 25 de mayo de 1993. Tiene que ver con cuatro tipo de delitos:

  • Infracciones graves a la Convención de Ginebra.
  • Violaciones a las leyes o costumbres de la guerra.
  • Genocidio.
  • Crímenes contra la humanidad.

Milosevic ha negado toda autoridad del tribunal.

Por ahora, lo que está claro es que este juicio -unánimemente calificado de “histórico” en la prensa de todo el mundo- durará posiblemente un par de años. Y en todo ese tiempo, Milosevic no estará callado..

Publicado en el diario El Sur de Concepción el sábado 16 de Febrero de 2002