De las encuestas a los pronósticos

Cuando se les pregunta acerca de sus motivaciones para escalar altas cumbres, la respuesta tradicional de los montañistas es simple y directa: “Porque están ahí”. Lo mismo podría decir un candidato a la Presidencia. Compite porque quiere llegar primero a la meta. Hacer campaña, con todas sus angustias y frustraciones, proporciona sin duda más de alguna satisfacción. Pero, al revés del escalador de montañas, el candidato victorioso, una vez en la cima –y eso lo supo desde siempre- se ve frente a una tarea mayor: ejercer el poder.

La elección del próximo domingo en Chile, como todas, tiene esta doble arista: junto con esforzarse por ganar, los candidatos deben ir preparándose para gobernar, posibilidad bastante real en algunos casos. Combinar sabiamente esta doble fuente de adrenalina requiere fuerza, sabiduría y, sobre todo, mucha vocación.

También requiere capacidad de liderazgo. Lo que, dicho de otra manera, implica poder controlar eventuales desbordes (tanto de entusiasmo como de pesimismo) propios y de los partidarios, sin dejarse influir por opiniones interesadas..

En los días finales de la campaña, que va a culminar con actos masivos en Santiago y en Concepción, el debate osciló entre las encuestas y los pronósticos. Es decir, las mediciones con pretensión científica y los anticipos basados en la proyección de datos y “feelings” personales..

Uno de estos anuncios, del experto electoral del PPD Pepe Auth, produjo un fuerte remezón. Su predicción es que habrá segunda vuelta, lo que coincide con las últimas encuestas, pero que naturalmente no le gustó a su propio partido ni a la Concertación a la cual pertenece el PPD. También predijo que el contrincante de Michelle Bachelet sería Sebastián Piñera, lo que no le gustó a la UDI ni al “lavinismo”, aunque coincide con algunos muestreos recientes.. Agregó, además, que los dos candidatos de la Alianza sumarían 48,1 por ciento, superando levemente a la abanderada de la Concertación, quien tendría el 47,3 por ciento.

Al margen del airado intercambio de descalificaciones, el análisis de Auth permite reflexionar sobre un hecho fundamental. Desde la perspectiva de la Alianza, es evidente que con dos candidatos aumenta su votación. En ese contexto, tendría sentido el salto a la cancha de Piñera. El problema es si esta eventual ganancia es endosable en una segunda vuelta. El avance del candidato de Renovación Nacional ha sido el resultado de una feroz guerra de guerrillas que dificulta que en enero sus votos se sumen al abanderado de la UDI o viceversa.

Y no sólo no habrían mejorado las posibilidades de los candidatos derechistas a La Moneda. Esta guerra de guerrillas, por lo que se aprecia en varias regiones, pero muy especialmente en la del Bío-Bío, también afecta a los candidatos al Congreso. En otras palabras, con votos que no serían al portador, la eventual ganancia terminaría por diluirse. Y solo quedaría, imborrable, el costo de los desaires y descalificaciones.

La historia está llena de cálculos estratégicos equivocados. Lo dijo el recordado Pirro: “Con otra victoria como esta me hundo para siempre”. Estas son, sin embargo, lecciones difíciles de aprender en carne ajena. Por otra parte, recordemos que las cumbres –tentadoras- siempre están ahí, fascinando a los montañistas. Pero casi nunca se advierten a tiempo los riesgos de sus cantos de sirena.

Publicado en el diario El Sur de Concepción el 5 de diciembre de 2005

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