Dos periodistas en pugna

No ha sido fácil la vida profesional de la periodista Gemma Contreras. Cuando ingresó a la Universidad de Chile, durante el gobierno de la Unidad Popular, lo hizo a la sede sur, que funcionaba en La Reina. Después del 11 de septiembre de 1973, ese local fue cerrado y los estudiantes obligados a reiniciar sus estudios desde cero en la Escuela de Periodismo situada entonces en un rincón del antiguo Instituto Pedagógico.

Cuando terminó sus estudios, Gemma Contreras "enganchó" con una idea de su profesor Nicolás Luco: hacer periodismo de investigación "en vivo y en directo". El método, que tiene antecedentes históricos en el mundo entero, se consagró en Alemania con Günter Wallraff. En 1985 este periodista vivió como inmigrante turco en su propio país a fin de conocer la dura experiencia de un pueblo sumido en la discriminación. Según contó más tarde Gemma, a ella "le daba vueltas en la cabeza esta experiencia" y ello la decidió a vivir como "nana" en hogares santiaguinos.

El resultado lo contó entonces en un reportaje para la Revista del Domingo de "El Mercurio" y fue recogido más tarde en la obra de Ximena Torres Cautivo "Periodismo en primera persona".

Pocos recuerdan hoy este azaroso comienzo profesional de Gemma Contreras. Pocos igualmente recuerdan su desempeño en radio Cooperativa. Desde su llegada a Prensa en Televisión Nacional, su gestión se vio sometida a un constante juicio crítico. En los últimos días las tensiones se convirtieron en estallidos públicos por obra y gracia de las declaraciones de la periodista Faride Zerán, miembro del Directorio de TVN y actual directora de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile.

Nadie puede cuestionar que la gestión de una periodista sea sometida a examen frente a la opinión pública. Es la consecuencia de una realidad esencial: otros profesionales pueden esconder o aminorar sus errores o los que se considere como tales; los periodistas, en cambio, los difundimos urbi et orbi. Es parte insoslayable de la excitación y el riesgo de esta profesión.

Lo que sí se ha cuestionado de las sucesivas intervenciones públicas de Faride Zerán es que ha roto -como planteó el presidente del directorio de TV, Marco Colodro- la confidencialidad del debate interno. Pero, aunque no fuera este el caso, lo que personalmente me parece más grave es que uno de los supuestos errores que se esgrimen para pedir la cabeza de la directora de prensa de TVN es la tardanza en dar determinada noticia. Este es siempre un tema sujeto a debate. El director de un medio puede recibir observaciones por el conjunto de su labor en un período determinado, pero pedirle la renuncia o presionarlo para que la presente porque un día no dio una noticia que a juicio de una persona (o muchas, incluso) es importante, significa desconocer la esencia del trabajo profesional y editorial: la capacidad de decidir y jerarquizar.

Sorprende que la directora de una Escuela de Periodismo no lo sepa. O, peor aun, no le dé importancia.

Publicado en el diario El Sur de Concepción el sábado 28 de septiembre de 2002

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