La gran ciudad después del 11

A seis meses –se cumplen el lunes- de los atentados en Estados Unidos, el mensaje parece claro. El jueves, en la inauguración de una conmovedora exposición de fotografías sobre los efectos del ataque a las torres gemelas de Nueva York, autoridades chilenas y norteamericanas coincidieron en que lo más importante de esta muestra es invitarnos a una reflexión para que nunca más se repitan hechos como este. En enérgicas palabras, la subsecretaria general de Gobierno, María Eliana Arnz, reflexionó sobre el peligro del fundamentalismo y la intolerancia de aquellos que creen que la suya es la única verdad posible.

El capitán Daniel Daly, del cuerpo de bomberos de Nueva York, quien trabajó en las labores de rescate cavando entre los escombros con sus propias manos, hizo notar que la de ese día fue la más grande operación de rescate jamás intentada. Murieron tres mil personas, dijo, pero sacamos a 25 mil con vida antes del derrumbe de las torres. Seis meses después, el capitán Daly viajó a Chile a la inauguración de esta exposición de fotos de Joel Meyerowitz. Antes estuvo en California en un acontecimiento parecido. En una escuela, donde los niños le pedían autógrafos, se encontró con una pequeña que sólo se atrevió a preguntarle si le podía darle un abrazo. Emocionado, le dijo que sí. Después de contar el episodio destacó lo que considera el mayor desafío de este tiempo: ¿Qué mundo le vamos a entregar a esa niña? Por eso, dijo también, así como hay un agujero negro donde estaba el corazón de la ciudad, hay igualmente un agujero en nuestros corazones que posiblemente nunca se cerrará.

El mensaje de Daly es que lo ocurrido el 11 de septiembre del año pasado debe considerarse como un llamado de alerta. Decir ahora que ese día se pasó de una época a otro se ha convertido en un lugar común, pero todavía falta profundizar en el significado de este cambio. Está claro, por cierto, que se produjo el final de la era simbolizada por las altísimas construcciones que adornaron por años el extremo sur de Manhattan. También debe tomarse en cuenta la vigorosa respuesta –en Estados Unidos y en el resto del mundo- ante el terrorismo. “Nunca olvidaremos a las víctimas de ese trágico día y no descansaremos hasta que los que cometieron esos crímenes sean llevados ante la justicia”, ha dicho el secretario de Estado Colin Powell.

Pero, sobre todo, está la invitación a mirar hacia adelante, hacia el futuro. Es lo que simbolizan los dos poderosos haces de luz que se encenderán al anochecer del lunes 11 y que permanecerán enfocados al cielo por un mes.

Y finalmente está el elocuente testimonio que recogió el fotógrafo Meyerowitz. El no estaba en Nueva York el día de los ataques. Al regresar, lo primero que hizo fue visitar el lugar y allí, cuando quiso tomar fotos, un policía le dijo que estaba prohibido porque era “el escenario de un crimen”. No se conformó con la respuesta y argumentó ante las autoridades que “si no hay fotos, no hay historia”.

El resultado son miles de imágenes, de las cuales se está exhibiendo actualmente una selección muy pequeña…. pero muy significativa. Como puntualiza Robert Macdonald, director del Museo de la Ciudad de Nueva York, estas fotos permiten captar “la profundidad de la tragedia y el heroico espíritu humano que emerge entre el humo, las cenizas y las ruinas de lo que una vez fue el Centro Mundial de Comercio”..

Publicado en el diario El Sur de Concepción el pasdo 9 de marzo de 2002