Spam: ¿peor que el virus?.
En Chile hay quien cree, y así lo ha planteado públicamente una empresa llamada Chilemanagement, que "la nueva economía" no sólo permite sino que consagra el abuso del correo electrónico no deseado. En el mundo entero, sin embargo, millones de navegantes en Internet están cada día más molestos por la creciente cantidad de "correo basura", bautizado como “spam”. Al revés de lo que creen sus defensores, el correo no solicitado no se puede equiparar a la publicidad tradicional (cartas y folletos) enviada a domicilio por correo o por mano. El "spam" implica una entrada no pedida, generalmente no querida y no autorizada a la dirección electrónica de una persona. Su recepción tiene un costo en tiempo de conexión y gasto de energía que debe pagar el propio usuario: un estudio de la consultora norteamericana Gartner estimó en mil 300 dólares al año este costo por empleado. El “spam” se ha convertido en una epidemia que superó en su gravedad a la de los virus que de tiempo en tiempo atacan los computadores. La preocupación, que ya se ha traducido en numerosas disposiciones legales en todo el mundo, sigue abierta y es posible que surjan nuevas restricciones a lo que es la esencia de Internet (y su mejor característica): el acceso libre con el mínimo de regulaciones. Que no es un tema fácil lo demuestra, precisamente el debate que se realiza desde hace unos días en la Cámara de los Lores del Reino Unido.. Cuando un Lord preguntó acerca del origen del "spam", que originalmente corresponde a un tipo de carne enlatada, a los asistentes no les quedó claro si todo el mundo es capaz de hacer la distinción entre el correo basura y el producto alimenticio Es que, para buena parte del mundo anglosajón y su área de influencia, “spam” ha sido, por más de 60 años, sinónimo de carne enlatada. No es precisamente un producto para gourmets, pero su bajo precio y su larga duración sin necesidad de refrigerarlo lo convirtieron en la base de la comida de los soldados aliados durante la Segunda Guerra Mundial. El general Eisenhower, después de su paso por la Presidencia de Estados Unidos, le envió una conceptuosa carta a la empresa fabricante, recordando el papel del “Spam” en el conflicto y que él mismo había compartido sus raciones con millones de combatientes. El año pasado la fábrica, que mantiene un museo en Austin, Minnesota, celebró la fabricación de su lata número cinco mil millones. Actualmente hay fábricas en Dinamarca, Filipinas y Corea. Esta omnipresencia del “Spam” enlatado explica probablemente la razón por la cual se bautizó así el correo no deseado. Para los fabricantes, la empresa Hormel, representa un desafío ambivalente: se reconoce la popularidad del producto, pero también que sus características alimenticias son muy elementales. Insisten, eso sí, en que el nombre no tiene ningún significado oculto. Son muchas las versiones que lo explican como una sigla, con variadas acepciones en inglés, que van desde la carne de ratón a la del armadillo. Es, asegura la empresa, carne de cerdo y aditivos para su conservación.. Y, agrega, el nombre lo puso un ahora anónimo concursante que ganó los cien dólares que ofreció la firma en 1937 cuando decidió comercializarlo en gran escala. No lo dicen, pero con seguridad hoy día pagarían mucho más por evitar la asociación con el “spam” de los correos electrónicos. Y mucha gente, en el mundo entero, estaría dispuestos a apoyarlos si lograran terminar la molesta plaga.
Publicado en el diario La Prensa Austral de Punta Arenas el sábado 7 de Junio de 2003 |