Pesimistas y optimistas

Llega, una vez más, el momento de las predicciones. Las hay a largo y a corto plazo; optimistas y pesimistas. Todas, o casi todas, parecen centrarse en el gran tema de nuestro tiempo: la globalización y el auge de la Supercarretera de la Información.

Hace unos días, el sociólogo Eugenio Tironi, consultor de empresas y ex funcionario de gobierno, sostuvo que el 2001 será el año del e-government y que Chile puede convertirse ''en campo de innovación en gobierno electrónico''. Recordó que el Servicio de Impuestos Internos está a la cabeza en la materia y que el Presidente Ricardo Lagos le dio un vigoroso impulso al tema en su visita a Silicon Valley y a Redmond, donde se entrevistó con Bill Gates y otros líderes de la computación y las nuevas tecnologías de la información.

Mirando a un plazo más largo, un estudio recién dado a conocer de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana, CIA, se puso como plazo el año 2015. La revista ''Time'' bautizó este informe como ''la tormentosa bola de cristal de la CIA'', y lo calificó como ''un balde de agua fría frente a algunas de las optimistas tonterías acerca de la globalización'' que circulan por Washington.

En otras palabras, frente a quienes creen que no hay más camino que la ''nueva economía'' y que la globalización resolverá todos nuestros males, este análisis sostiene, según el resumen hecho por ''Time'', que ''los próximos quince años de globalización... incluso en el mejor escenario, producirán un mundo considerablemente más peligroso que el mundo poco feliz en que vivimos actualmente. Los años recientes, caracterizados por el libre tráfico de información, capitales, productos, servicios y personas a través de las fronteras, han sido positivos para los negocios, la innovación y la libertad política, pero también han sido muy favorables para los gangsters, los terroristas y las enfermedades''.

Curiosamente, según el informe, que se puede ver en Internet en la dirección http://www.odci.gov, la gran amenaza no es de hambre, como se temía hasta hace poco, ni el peligro de devastadoras guerras mundiales, sino la sed. El agua -la falta de agua, en realidad- puede afectar desastrosamente a China y convertir las tensiones en Medio Oriente en una tragedia peor que la actual.

En cuanto al persistente tema de la guerra y de la paz, lo que afirman los expertos de la CIA es aterradoramente simple: la Guerra Fría permitió organizar al mundo en un ''sistema global de conflictos'', manejado por las dos superpotencias, evitando situaciones que las arrastraran a la confrontación. Ahora, en cambio, hay una sola potencia. Y los Estados nacionales ya no tienen la fuerza que solían poseer.

Esta es, en buenas cuentas, la razón simple que hace temer un crecimiento de la guerrilla y el terrorismo en el futuro próximo. ''No habrá escasez de malas noticias'', concluye el informe de Tony Karon, en ''Time''.

Pero también hay buenas noticias.

Se prevé un aumento -y una mayor efectividad- de la cooperación internacional en información sobre flujos de dinero y santuarios financieros, que ayudará a bajar los índices de corrupción.

También se espera que mejore la cooperación para un adecuado control del narcotráfico.

Los informes meteorológicos compartidos ayudarán a prevenir las catástrofes atmosféricas, lo mismo que se mejorará la lucha contra la contaminación y el ''efecto invernadero''.

Se desarrollarán vacunas efectivas contra el sida y otros males, al mismo tiempo que se controlarán los estallidos epidémicos.

Por lo menos en Africa se confía en que se establecerán mecanismos para resolver los conflictos internos o entre naciones.

En resumen, como siempre, las opiniones están divididas entre los optimistas y los pesimistas.

Elija usted.

Publicado en El Sur, el 30 de Diciembre de 2000