La soldado Lynch sigue en guerra.
Como Mambrú, Jessica Lynch se fue a la guerra. Volvió pronto, mucho antes que el personaje de la canción. Mucho antes, también, de lo que esperaba cuando se inscribió en el Ejército norteamericano con la intención de conocer el mundo. Su excursión terminó trágicamente en una emboscada en Irak, el 23 de marzo de este año. Diez días después, cuando la guerra empezaba a verse más difícil de lo prometido, Jessica Lynch fue rescatada de un hospital iraquí en Nasiriya y se convirtió en un símbolo. Versiones periodísticas proclamaron que había disparado hasta el último tiro de su M-16 antes de ser capturada y, tras una odisea en manos de un enemigo brutal, había sido rescatada en una espectacular operación comando. La historia estaba lejos de terminar. La primera versión, útil hasta que el Presidente George W. Bush proclamó que la guerra había terminado con el triunfo de las fuerzas aliadas, se desmoronó en junio. Se supo entonces que, después del ataque que destrozó el vehículo en que viajaba y costó la vida a once combatientes, la soldado Lynch no pudo hacer mucho debido a que su arma se encasquilló, pese a los informes que hablaban de una heroica lucha por su vida. Igualmente trascendió gracias al espíritu inquisitivo de la BBC y otros medios internacionales- .que en el hospital había sido tratada de sus heridas y que estaba en recuperación cuando fue rescatada en una operación arriesgada, pero sin graves amenazas. Peor aún, diversos testimonios apuntaron a la idea de que todo había sido un montaje. La verdad siempre tan escurridiza- que quedó a firme fue que la soldado Lynch sí estuvo en un feroz combate donde quedó gravemente herida, fue hecha prisionera, cuidada en un hospital iraquí y finalmente rescatada. Pero este tampoco fue el final de la historia. En los últimos días, Jessica Lynch volvió a los titulares de la prensa. Por una parte, cumplió lo que hoy es el verdadero sueño americano: la aparición del libro con el relato de su odisea. Logro importante para una joven (20 años) proveniente de un rincón provinciano. Pero, al mismo tiempo, casi realizó lo que para algunas es un sueño y para otras una pesadilla: aparecer semidesnuda en Hustler, una revista bastante más desinhibida que Playboy. A última hora, el propietario de la publicación, Larry Flint, decidió no seguir adelante con su proyecto, aunque insiste en que las fotos, tomadas en un campamento militar, son auténticas. Con ello, la polémica se suavizó, pero no terminó. Cuando se produjo la revisión de la historia original de Jessdica Lynch, Mak Danner, profesor de Periodismo en Berkeley, California, tuvo una explicación: (La primera) era una historia que simbolizó el apoyo a la guerra en el momento en que se estaba luchando, y (lo que ocurre) ahora representa la inevitable revisión de ese proceso, dijo a The New York Times. Lo que no se conoce es qué dijo acerca de la posibilidad de que la atractiva soldado apareciera semidesnuda en una revista sólo para hombres.
Publicado en el diario El Sur de Concepción y La Prensa Austral de Punta Arenas en Noviembre de 2003 |