Cuba: los periodistas en la mira
En la isla se violan los derechos humanos, y una manera de aliviar la situación es que la Comisión de Naciones Unidas envíe un relator a verificar la situación en el terreno.
Cuesta creerlo, pero los dogmáticos de siempre siguen negándose a aceptar la abrumadora realidad: en Cuba se violan los derechos humanos, y una manera de aliviar la situación es que la Comisión de Naciones Unidas envíe un relator a verificar la situación en el terreno. Chile puede contribuir con su voto a lograrlo. Se nos dice, sin embargo, que proceder de esta manera es hacerle el juego al imperialismo norteamericano. Al respecto, consideremos algunos datos objetivos. La Unesco - organismo permanentemente criticado por Estados Unidos- concedió el premio mundial de Libertad de Prensa al periodista cubanoRaúl Rivero. Junto con él, en abril del año pasado, 75 disidentes fueron sentenciados a diversas penas entre 14 y 28 años de cárcel por atentar contra "la independencia o la integridad territorial del Estado" y conspirar y socavar los principios de la Revolución. En el lenguaje oficial, se los acusó de cometer "acciones que en concordancia con los intereses imperialistas persiguen subvertir el orden interno de la nación y destruir su sistema político, económico y social". Una tercera parte del total de condenados corresponde a periodistas, lo que hizo reaccionar de inmediato a Reporteros sin Fronteras. En diciembre, al dar a conocer su clasificación mundial de libertad de prensa, colocó a Cuba en el penúltimo lugar; sólo Corea del Norte tiene una evaluación peor. La lista de 166 países confeccionada por Reporteros sin Fronteras la encabezan, en empate, Finlandia, Islandia, Noruega y Holanda. (Los siguen Dinamarca y Trinidad-Tobago, empatados en el quinto puesto; Chile se sitúa en el lugar 37). Este solo hecho, sin contar las condiciones de aislamiento y maltrato en que se mantienen los detenidos, justifica plenamente cualquier voto negativo en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Es cierto que el régimen de Fidel Castro sufre un bloqueo económico sistemático y sostenido por parte de Estados Unidos desde hace más de cuatro décadas. Nada aminora la gravedad de esta medida, explícitamente condenada por el Papa Juan Pablo II. Sin embargo, con notable habilidad el régimen de La Habana lo ha usado a su favor. Le sirvió para lograr el apoyo de la Unión Soviética y de Alemania Democrática en los duros años de la Guerra Fría. Pero, sobre todo, el bloqueo ha sido el permanente pretexto para justificar la represión. En abril pasado, en tres días, tres hombres que se habían apoderado de una embarcación para huir de Cuba fueron enjuiciados sumariamente y ejecutados sin derecho a apelación. Los meses transcurridos no deberían hacernos olvidar estos hechos: forman parte del balance del año que se verá en Ginebra. La Unión Europea expresó en su momento "su profunda preocupación por la continua violación flagrante de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de los miembros de la oposición cubana y de los periodistas independientes". La situación no ha cambiado. Lo acaba de reafirmar la Unesco.
Publicado en El Mercurio el 5 de marzo de 2004 |