Las lecciones de un sueño

En el epílogo de sus Memorias, el Cardenal Raúl Silva Henríquez recordó uno de los más famosos sueños de fundador de la Congregación Salesiana. En abril de 1886, de visita en Barcelona, Don Bosco tuvo la visión de un encuentro con un grupo de niños. Uno de ellos, una pastorcita, le pide que mire hacia el horizonte. Ve “montañas, mar, colinas, nuevamente montañas y mares”. Y un niño dice: “Yo leo Valparaíso”. Y otro: “Yo, Santiago”. “Santiago y Valparaíso”, acota un tercero.

El Cardenal creía que este sueño (y otros parecidos) era una demostración categórica, “a más de un siglo (de distancia), de cuán cerca ha estado Chile del corazón de Don Bosco”.

San Juan Bosco soñaba. En la historia de las religiones, los sueños ocupan un lugar destacado El Cardenal Raúl también soñaba. Pero no era un “soñador” de esos que se forjan mundos imaginarios a partir de sus ilusiones. Fue un chileno de una fe sólida, siempre con los pies firmemente puestos en la tierra, capaz de juntar en un mismo proyecto la solución de un problema con un cálculo realista de los costos involucrados. Puede parecer, en consecuencia, como una paradoja que haya resumido sus más profundos anhelos y esperanzas en un texto titulado “Mi sueño de Chile”,.

Soñar, sin perder el cable a tierra, como se dice hoy, era una de las características de este gran hombre. Así quisimos mostrarlo en “La Patria Anhelada”, un libro presentado a comienzos de abril en Concepción y una semana más tarde en Santiago: Su fundamento es el texto del “sueño” del Cardenal. A Silva Henríquez bien podría aplicársele el calificativo de “Cura bkn”, que registró con sentido periodístico Eliana Rozas en un grafitti de Don Bosco, mientras reporteaba para esta obra.

Sergio Molina, ex ministro de estado y colaborador cercano del Cardenal Silva, no salió a la calle, pero revivió sus experiencias junto al pastor. Pedro Morandé, decano de sociología de la UC, ofrece una visión poco habitual: cómo se inserta el empeño del Cardenal en la defensa de los derechos humanos en la tradición de la Iglesia Católica. Como salesiano, el arzobispo de Concepción, Monseñor Ricardo Ezzati, lo conoció de cerca. Lo mismo monseñor Cristián Precht, otro de los autores.

Este libro, en coedición de la Fundación cardenal Silva Henríquez y la universidad que también lleva su nombre, surgió como un aporte a la celebración de los cien años.del Cardenal Pero en definitiva debemos entenderlo como una mirada a lo que viene, en especial a ese gran hito histórico que es el bicentenario.

Fue realizado, además, con la participación de 24 entrevistados y tres testigos excepcionales, En lo que dicen hay muchos coincidencias, pero ninguna uniformidad... salvo en la admiración por este gran chileno que nos convocó y que, como pocos personajes de nuestra historia, no es un pétreo monumento al pasado, sino una presencia viva, que nos urge –como la caridad de Cristo- a tratar de construir un país mejor.

Es un sueño, pero no ilusión ni un espejismo.

Publicado en el diario El Sur de Concepción, el 25 de abril de 2008

Nota:
Debido a que los editores se acogieron a la Ley de Fomento del Libro, esta primera edición no está a la venta al público. Habrá otras… dicen.

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