Pensamiento
palabra, obra y opinión
Pensamiento
palabra, obra y opinión

Miguelito merece mejor trato

Tan famoso como María Música Sepúlveda cuando estaba en la cúspide de su celebridad, “Miguelito” es el niño símbolo de la delincuencia adolescente. La facilidad con que se explaya frente a los micrófonos lo asimila a Gemita Bueno. Calificada en su momento como “testigo clave” en el Caso Spiniak, Gemita fascinó a la prensa: hablaba de corrido, modulaba mejor que la mayoría de nosotros y contaba una fascinante historia de sexo y política. Era la entrevistada perfecta y así se entusiasmaron los canales, en especial el Trece que le dio largos espacios a la hora más valiosa de la noche.

Miguelito es menor de edad y, escarmentados de tanto ruido medial y judicial, los canales se han preocupado de tapar su rostro y dan solo su nombre de pila y sus iniciales (MMF), pero ya sabemos donde vive y cuál es el apellido de su mamá.

Hasta hace unos días, parecía que finalmente esta historia, que lo tuvo en primer plano durante semanas, había entrado en receso. Pero el jueves 11 se supo que unos días antes Miguelito había atentado contra su vida. ¿Razón? Según su madre, sufrió una golpiza en el Centro de Orientación y Diagnóstico (COD) El Arrayán del Sename, Está allí cumpliendo una pena de tres años por tres robos a mano armada.

Casualmente, el día en que se supo esta información, en el curso de Ética y Legislación de la Escuela de Periodismo de la UDP, un grupo de estudiantes presentó un análisis del tratamiento de “Miguelito” en los medios. Mostraron, en primer lugar, un video instalado el 12 de febrero pasado en YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=bTUP72CRQbk ), que corresponde a la información de apertura del noticiero central de TVN titulada: “Detienen nuevamente a Miguelito".

La nota es impactante: este “delincuente juvenil” de solo 14 años ha sido detenido 16 veces en su vida. En el video se afirma que “pese a su baja estatura es considerado líder entre los delincuentes

Es un caso extremo, sin duda, agravado por un montaje –en la nota en cuestión- en que se mezclan imágenes de archivo con declaraciones de Miguelito a radio Cooperativa. El personaje es elocuente: “Soy un cabro chico”, “la vida es así”, “yo a mi señora la amo, la amo”, dice con voz y léxico agrandados.

¿Qué dijeron mis alumnos en su análisis? Tienen un juicio lapidario… no de Miguelito, sino de los medios de comunicación: “Se denigra al niño”; “Hacen un espectáculo con la noticia”; “Dan enfoque errado a la información”; “No contextualizan su realidad”; “Lo estigmatizan”; “Dan una visión desesperanzadora”; “Se aprovechan porque cumple con características atractivas para MCM (desplante, histriónico, lenguaje llamativo, comportamiento de un adulto…)”. Y recuerdan que, a fin de cuentas, es solo un niño.

Miguelito volvió a ser noticia por su intento de suicidio. Pero su caso es, sin duda, un dramático llamado a la responsabilidad periodística. Las menciones que se hacen al trato de la prensa y los medios audiovisuales están explícitamente sancionadas en el Código de Ética de loes periodistas de Chile y en los pronunciamientos del Consejo de Ética de los Medios.

Miguelito no es un santo, pero los medios lo crucificaron para siempre.

A. S.
Publicado en el diario El Sur de Concepción y La Prensa Austral de Punta Arenas
16 de septiembre de 2008

Ir a Portada

 
Fecha Edición:
21 de Septiembre de 2008