Periodismo: Balance negro
Con las condenas a 14 ex agentes de la Central Nacional de Informaciones (CNI) por los asesinatos de cuatro personas el 7 de septiembre de 1986, culminó en diciembre pasado un largo proceso entre cuyas víctimas figura el periodista José Carrasco. El Colegio de Periodistas reconoció que se hubiera hecho justicia, finalmente. Pero también lamentó que los tribunales hayan acogido la tesis del Consejo de Defensa del Estado y se han negado a otorgar la correspondiente indemnización a los familiares. En ninguna parte del mundo estos procesos son rápidos o llegan a una solución satisfactoria. Al entregar su informe correspondiente a 2007, la organización Reporteros sin Fronteras (RSF) hizo un balance desolador. Y pidió al mundo que se preocupe de lo que va a pasar este 2008 con dos casos emblemáticos en Burkina Faso y en Gambia. Hay asesinatos hasta ahora impunes en Rusia (Anna Politovskaya) y Turquía (Hrant Dink). En otras palabras, lo ocurrido con José Carrasco es casi excepcional: un crimen investigado y, finalmente, castigado. Pero lo peor es que los periodistas siguen muriendo de muerte no natural. Y alrededor del 90 por ciento de los asesinatos permanecen total, o parcialmente impunes. En ningún país han matado nunca a tantos periodistas (como en Irak). Desde la invasión norteamericana, en marzo de 2003, allí han asesinado al menos a 207 profesionales. Ni la guerra de Vietnam, ni el conflicto en la antigua Yugoslavia, ni siquiera las masacres de Argelia o el genocidio ruandés causaron tantas víctimas. Sin atenuantes, la dura denuncia figura en el informe de RSF. El panorama es sobrecogedor. En 2007 murieron 86 periodistas y 20 colaboradores de medios. Hubo 887 detenidos (más de dos cada día). 1511 agredidos o amenazados. Más de medio millar (528) de medios fueron sometidos a censura y 67 periodistas secuestrados. En Internet, la situación no es mejor: durante el año pasado 37 bloggeros fueron detenidos; 21 agredidos y 2.676 sitios cerrados o suspendidos en todo el mundo. El record lo ostenta China, cuyos 180 millones de internautas viven en constante zozobra. La gran esperanza de las nuevas tecnologías, que de hecho permiten la mayor y más democrática difusión de noticias y comentarios de toda la historia, no se hace realidad. Internet presenta, hasta ahora, dos grandes debilidades: mucho material que lo hace indigerible y poca confiabilidad. Pese al auge del periodismo cívico y al hecho de que cualquier persona puede difundir su pensamiento, la mayor parte de las visitas van a sitios no informativos o sin mayor respaldo. El éxito de YouTube, por ejemplo, que permitió mostrar al mundo el video Wena Naty o el explosivo crecimiento de Facebook, responden de manera muy poco eficiente a la necesidad de información de las personas. Y de eso trata, precisamente, el periodismo.
Publicado en el diario El Sur de Concepción y La Prensa Austral de Punta Arenas |