Los favoritos: los tragamonedas
Una vez más, la imagen y la realidad no coinciden: el cine y la televisión nos dicen que los casinos salvo en Las Vegas- son lugares sofisticados, de gente elegante, que juega displicentemente a la ruleta mientras bebe champaña (francesa, legítima, desde luego). La realidad, en cambio, según un muestreo de especialistas de la Universidad Diego Portales que encuestaron a santiaguinos, nos revela que los jugadores criollos, entusiasmados ante el anuncio de que habrá pronto una multiplicación de casinos en Chile, en vez de la ruleta o 21 real, optan prosaicamente por los tragamonedas. Con la promulgación, en enero de este año, de la Ley de Casinos, se inició una nueva era en Chile, aunque pocos nos dimos cuenta en ese momento. Era natural, en el verano que se iniciaba, los aficionados a los juegos de azar no estaban en condiciones de advertir novedades: los siete casinos históricos de nuestro país siguieron funcionando sin cambios y no los tendrán en el futuro inmediato. Sin embargo, en un período que culminará a mediados del 2008, pasaremos de siete locales de juego desde Arica hasta Puerto Natales, a un total de 24 en todo Chile, excepto por ley- en la Región Metropolitana. Como es inevitable, hubo polémica. Una bastante tradicional: ¿cómo es posible que se fomente el juego, que genera frustraciones y, muchas veces, grandes tragedias? En Concepción los estudiantes criticaron a su Universidad por formar sociedad para la explotación de un casino, pese a que desde su fundación ha contado con fondos provenientes de la Lotería. Más graves fueron las rivalidades regionales que salieron a la luz pública debido a los límites que fijó la ley: un máximo de tres casinos por región y separados por una distancia de 70 kilómetros. Nada esto enfrió el entusiasmo de los inversionistas. Los plazos ya están corriendo y el nuevo mapa del juego en Chile empieza a tomar forma. Y una gran mayoría parece dispuesta a entrar en el juego. Las cifras de la encuesta:
Moraleja: los concesionarios deben invertir mucho y, como han anunciado, tener proyectos de alto vuelo turístico. Pero, sobre todo, deben tener tragamonedas. Ojalá más sofisticados que los que nos acompañan con su musiquita pegajosa a la entrada de todos los minimarkets de Chile.
Dos definicionesNadie ignora lo que es un casino o lo que significan los juegos de azar. Pero la Ley de Casinos se preocupó de precisar los términos de la siguiente manera:
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