Santiaguinos “en la dura” contra la corrupción

Como en Roma, hace dos mil años, santiaguinos piden que la familia del César no solo sea honesta. También que lo parezca

Cuenta la historia de la Roma imperial que Pompeya, la mujer de julio César, era fiel a su marido. Pero tuvo la mala suerte de que un patricio llamado Publio Clodio Pulcro se enamorara de ella y tratara de introducirse, clandestinamente, a una fiesta en casa de ella. Pulcro fue juzgado y castigado. Pero Pompeya fue repudiada por su marido porque “no basta con que la mujer del César sea honesta, también debe parecerlo”.

Dos mil años después de este proverbial incidente, los santiaguinos creen que las autoridades y sus familias deben dar ejemplo de conducta intachable.

Según las normas internacionales, Chile no puede ser considerado un país corrupto. El ejemplo permanente es que nadie trata de zafarse de una infracción poniéndole un billete en la mano al policía del tránsito. Tampoco se acepta el soborno para obtener un beneficio que está garantizado por ley. Es cierto que puede haber demoras, pero normalmente no se piensa en recurrir a pagos extra para adelantar en la lista de espera, ya sea para una casa o para un cupo en la universidad...

Según el doctor Rushworth Kidder, fundador del Instituto parea la Etica Global, el que haya denuncias de prácticas incorrectas es precisamente un signo alentador: la gente no acepta la corrupción y pide que se castigue, ha dicho cada vez que ha venido a Chile desde su país, Estados Unidos.

Pero hay quienes no son tan optimistas. O, por lo menos, son más exigentes. Más de dos de cada tres santiaguinos consultados tienen una opinión lapidaria: creen que “Chile es un país corrupto”. Pese a ello, su impresión de la policía, en general, sigue siendo buena: un porcentaje considerable de santiaguinos la considera una institución “menos corrupta”, casi al mismo nivel que “el gobierno y los ministerios”, mejor en todo caso que el Poder Judicial y el Parlamento.

Pero –ojo, señores políticos- si hay algo que molesta a los santiaguinos es que “familiares y amigos de autoridades participen en licitaciones” (no hablemos de que las ganen). Comparten, igual que los romanos de hace dos mil años, la convicción de que la mujer del César (y todo su entorno) no sólo debe ser honesta sino, además, debe parecerla. A dos de cada tres santiaguinos –matemáticamente- le parece “anti-ética” la participación de la familia y los amigos de las autoridades en licitaciones públicas. Y, probablemente por lo mismo que se ha estado viviendo en las últimas semanas, no tienen una buena imagen de la ética de las elecciones, ya que siete de cada diez personas consultadas por la Universidad Diego Portales sostienen tajantemente que “no existe ética en las campañas presidenciales”.

El tema es delicado y revela una preocupación creciente. Cada santiaguino –y también cada chileno, como es obvio- no quieren que se malgaste lo que paga en impuestos ni menos que se use con criterios que no sean técnicos y objetivos.

La consulta realizada esta semana por cuenta de Publimetro reveló lo siguiente:

  • ¿Cree que Chile es un país corrupto? La mayoría abrumadora (68 por ciento) dice que sí. El resto ( 32 por ciento) opina lo contrario: Chile no es un país corrupto.
  • Menor corrupción. Cuando se pregunta por “¿qué institución le parece menos corrupta?”, la mayoría se inclina por partes casi iguales por la policía (37,3 por ciento dice que es la menos corrupta) y el gobierno y los ministerios (36,7 por ciento incluye este sector como el menos corrupto). Una visión más desfavorable, en cambio, se tiene del Poder Judicial (la apreciación positiva baja al 13,7 por ciento) y del Parlamento, senadores y diputados (12,3 por ciento).
  • Participación en licitaciones. La tercera pregunta se refería directamente a si “le parece anti-ético que familiares y amigos de autoridades participen en licitaciones”. La respuesta es, nuevamente, categórica: la gran mayoría (66,7 por ciento) cree que es “anti-ético”. El resto (33,3 por ciento) piensa lo contrario.
  • Etica en la campaña. Aunque la campaña presidencial oficialmente sólo empieza con la inscripción de los candidatos, la carrera ya partió y ya ha habido denuncias entre los candidatos y sus representantes. Los santiaguinos están seguros de que habrá más denuncias de golpes bajos. El 71,7 por ciento de las personas consultadas estima que “no existe ética en las campañas presidenciales”, más del doble de los que sí creen que ello es posible (28,3 por ciento).

Si el caso de Pompeya enseña algo, es que el exceso de celo no siempre es recompensado. Después de repudiar a su mujer, Julio César tuvo numerosos éxitos... pero al final murió apuñalado.

Publicado en el diario Publimetro (se puede leer en linea desde metropoint.com) el 17 de junio de 2005

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