Crisis en la BBC
A lo largo de sus 78 años de historia, la BBC construyó un imperio mundial de comunicaciones e impuso su alto nivel de exigencias de integridad editorial, resumió The New York Times. A pesar de ello, la poderosa voz británica, que durante la Segunda Guerra Mundial fue un símbolo de la resistencia contra el nazismo, perdió la semana pasada una decisiva batalla en otra guerra: la que británicos y norteamericanos libraron en Irak. ¿La acusación? Un defectuoso trabajo periodístico. El demoledor informe del juez Lord James Hutton sumió a la BBC en la peor crisis de su existencia, al tiempo que exoneraba al Primer Ministro Tony Blair de toda responsabilidad en una serie de graves acusaciones que se le formularon. La historia es larga. Empezó a fines de 2002, cuando tras el primer aniversario del ataque contra las Torres Gemelas- se intensificó la presión para forzar la salida de Sadam Hussein del poder. El gobierno británico hizo público entonces un informe en que apoyaba la tesis norteamericana de que Irak tenía armas de destrucción masiva, subrayando, además, que podía lanzar un ataque con ellas en apenas 45 minutos. Ocho meses después, en mayo de 2003, cuando la coalición ya había entrado victoriosa en Bagdad, el periodista Andrew Gilligan, del programa de radio Today, aseguró que el informe sobre los 45 minutos había sido agregado para hacerlo más atractivo. Después se supo que la fuente del periodista era el doctor David Kelly, un experto del propio gobierno. Una semana más tarde, Kelly fue hallado sin vida, muerto aparentemente por su propia mano. Hasta ese momento, el gobierno británico llevaba la peor parte. Se le acusaba de mentir y, al mismo tiempo, se insinuaba la posibilidad de que Kelly hubiese sido asesinado. El 1 de agosto, Lord Hutton se hizo cargo de la investigación. Su objetivo era responder una sola pregunta: ¿en qué circunstancias murió Kelly? El miércoles pasado, tras interrogar a 74 testigos, realizar 110 horas de audiencias, en un legajo de 328 páginas, entregó la respuesta: Kelly se suicidó, sin intervención de terceros. Pero, además, Hutton criticó los procedimientos de la BBC, reprochó la reacción del Ministerio de Defensa y exoneró de responsabilidades a Blair. El mismo miércoles, mientras un jubiloso Tony Blair pedía explicaciones a quienes lo habían acusado de mentir e insinuado cosas peores, en la BBC recién empezaba el temporal. Después de todo, no es habitual que un medio tan prestigioso se vea involucrado en un suicidio como consecuencia del trabajo de sus periodistas ni que sus prácticas editoriales sean cuestionadas públicamente. Según un resumen de la propia BBC, las observaciones de Hutton fueron:
Todo lo cual significa, en buenas cuentas, que no basta con un historial glorioso. En periodismo, los laureles se ganan o se pierden- todos los días, día a día.
Publicado en el diario El Sur de Concepción y La Prensa Austral de Punta Arenas ee Enero/Febrero de 2004 |