Impacto de una nueva tecnología en el trabajo periodísticoProyecciones.-En el curso de la investigación se tomó nota de algunos cambios importantes que fueron surgiendo de la reflexión realizada y que coinciden con las tendencias que registra la experiencia mundial. *Lo primero se refiere a lo ya consignado en relación a la extensión de los textos y a los diversos niveles en que se pueden presentar para que el público acceda a ellos. La revista Time, por ejemplo, ha acortado los textos excesivamente largos para adaptarlos a la modalidad de la lectura en pantalla (pantallazos). El grupo investigador creyó que se trataba de optimizar la relación entre el usuario y el medio, pero su propia explicación es más simple. Según Declan McCullagh, periodista de Time, quien estuvo en la Facultad de Ciencias de la Comunicación e Información, se trata de disponer de más posibilidades para la publicidad (cada golpe de pantalla tiene su propio banner publicitario). *Hay una incorporación creciente de enlaces a archivos propios y ajenos. Al principio -y aún ahora, por ejemplo en los diarios chilenos en la red- la mayoría de los diarios electrónicos se limitaba a permitir el acceso a sus ediciones anteriores. En la actualidad, muchos diarios incorporan motores de búsqueda que permiten acceder al material publicado por temas o personajes y no sólo hacia el propio medio o los de la misma empresa, sino también permiten links externos, que facilitan el mejor uso del Web. *Un aspecto que merece mayor profundización sigue siendo el de los derechos de autor y todo lo relacionado con la propiedad intelectual. Algo parecido ocurre con la Publicidad. Hasta ahora el único método seguro de auto-financiamiento del material en Internet es el cobro por acceso y ello se produce básicamente en algunos materiales muy sensibles, como pornografía, aunque también algunos medios y servicios de información cobran por acceder a sus archivos. La solución, al parecer, pasa por la colocación de banners. Un estudio dado a conocer en octubre de 1998 dice que se está imponiendo -por su efectividad comprobada- este recurso publicitario, mirado inicialmente como insuficiente o incapaz de competir con los comerciales de 30 segundos de la televisión o los avisos de página completa en diarios y revistas. * Es importante destacar la incorporación de programas de animación, que permiten generar ilustraciones con movimiento (un caso fue la descripción del la órbita del cometa Hale-Bopp, presentada por el diario El Mundo, de Madrid) o la creación de ilustraciones humorísticas con movimiento, imposibles de lograr en un diario tradicional en soporte-papel. Como ya se ha dicho, hablar de diario electrónico puede inducir a engaño. Habría que darle una denominación más específica y acorde con sus características;
1.- Los diarios digitales pueden diferenciarse de los tradicionales por la posibilidad de hacer la entrega noticiosa en tiempo real Lo demostró El Mercurio el día del partido de fútbol entre las selecciones de Chile y Ecuador, en 1997. Más tarde, durante el campeonato mundial de fútbol de Francia se repitió la experiencia. Esto significa que no es inevitable un intervalo de horas entre el momento en que se produce la noticias y aquel en que llega al lector. No se requiere de tiempo para el trabajo de pre-prensa y prensa, ni para la distribución física. Como dice un autor que durante muchos años trabajó en revistas, esta diferencia puede ser sustancial: Si yo soy un editor y puede apretar una tecla para cerrar mi revista un minuto antes de la medianoche del sábado y un minuto después de la medianoche, el público tiene acceso a toda la revista en su pantalla casera -o parte de él, conforme sus propios requerimientos, en su impresora- yo diría que eso es simplemente sensacional. La tecnología ha incrementado enormemente mi rapidez y efectividad como editor, rebajando el tiempo entre mi hora de cierre y el momento en que el lector recibe mi trabajo, de dos días (o tal vez dos semanas) a dos minutos, o quizás instantáneamente.
2.- La capacidad de reunir diversos estímulos sensoriales. Un diario electrónico propiamente tal, especialmente cuando el cableado de la supercarretera de la información esté completo, puede tener no sólo texto, sino otras formas de información: gráficos, infografía, video y audio. Marshall McLuhan escribió, en 1967, que todos los medios son prolongaciones de una facultad humana, física o síquica. Ahora podemos decir que la tecnología multimedial puede convertirse en la proyección de los cinco sentidos del hombre: la vista, el gusto, el tacto, el olfato y el oído: un diario electrónico ideal debe combinar las noticias que hoy recibimos en el diario-papel, con las imágenes de la TV y el sonido de la radio, incorporando, además la instantaneidad de los medios audiovisuales.
3.- Mediante los enlaces adecuados, el diario electrónico ideal debe permitir el acceso a la más gigantesca y actualizada base de datos del mundo, la que existe ya en Internet y que está creciendo día a día en proporciones imposibles de imaginar. Para algunos, esta es una pesadilla, pero en la práctica, un acceso bien administrado, vía hipertexto o hipermedia, realizado (o guiado) con criterio periodístico, puede ser lo más revolucionario de esta gran revolución comunicacional-informativa.
4.- Finalmente, un significativo aporte del diario electrónico es la posibilidad de que sea personalizado. Cada usuario ya está en condiciones y lo estará cada vez más de pedirle a su computador que le reúna periódicamente las noticias que más le interesan y que se las dé con el máximo de detalle posible. Luego de años de avances en tecnología, informática y comunicaciones, hemos sido testigos de una explosión del flujo de la información que manipulamos a diario. Pero ello no necesariamente se traduce en que el público -o los públicos, si se prefiere- estén mejor informado(s). Entre otras razones, ello se debe a un hecho pocas veces advertido fuera del ámbito de los periodistas profesionales: la comprobación, de que gran parte de la investigación que hacen los periodistas de un diario (u otro medio de comunicación tradicional) se pierde en el proceso de selección y edición. Y otra parte se queda en la selección que hace el propio lector, ya que nadie lee todo el diario: cada lector se concentra en los temas que le son de interés. Lo anterior tiene que ver, sobre todo, con el servicio que han estado prestando hasta ahora los medios. En general la información, como lo muestran la TV y el cable, tiende a aparecer como un producto secundario, en el que prima la imagen espectacular sobre el contenido. Salvo hechos de gran impacto o de gran trascendencia, el interés por la información es escaso. La sociedad, sin embargo, requiere de información. Requiere de la difusión de algunos hechos vitales para el correcto funcionamiento de las instituciones democráticas. Requiere del conocimiento y difusión de valores universalmente aceptados y su aplicación y efectos en la vida cotidiana. Requiere de la promoción de las bellas artes, como una manera de elevar el espíritu e incentivar la creación intelectual y artística. Pero ello no siempre se entiende y, desde luego, no se produce de manera automática. Las nuevas tecnologías nos plantean varios desafíos. El más importante, según quedó en claro luego de la publicación en Internet del Informe Starr sobre el Presidente de los Estados Unidos, tiene que ver con la mayor velocidad que nos exigen estas tecnologías, junto con un gran cuidado por la exactitud. El tema fue analizado en un artículo publicado en El Mercurio, el 19 de octubre de 1998, por el director de la Escuela de Periodismo, profesor Luis Alvarez Baltierra: La publicación electrónica del Informe Starr significa una revolución en el sistema informativo. En dos horas, las páginas que contiene el polémico documento quedaron a disposición de los usuarios que tienen acceso a Internet. En este fenómeno no participaron, en un comienzo, los medios de comunicación. No hubo pagos de derechos por parte de empresas o agencias periodísticas. No hubo intervención de directores ni editores de diarios y revistas, como tampoco de jefes de departamentos de prensa de radio o televisión. Se generó un sistema noticioso directo entre la fuente, en este caso el Congreso norteamericano, y el público que para esta oportunidad fueron los ciudadanos de todo el mundo. Podríamos considerar lo ocurrido como la primera demostración de una democracia informativa globalizada. Internet demostró que puede transformarse en el medio de comunicación más eficaz de la sociedad del futuro, lo que implica ventajas y riesgos. Fue una ventaja, por ejemplo, que el Informe Starr quedara a disposición de toda la sociedad en forma libre, simultánea y virtualmente instantánea. El riesgo, que debió asumir la sociedad, es que no hubo ninguna instancia entre la decisión del Congreso y la aparición del documento en las redes, en la cual se pudiera evaluar las consecuencias que provocaría el texto del informe en el público. El trabajo riguroso y metódico de los editores de los medios de comunicación fue desplazado a una segunda etapa. Una de las características que tendrán, entonces, los públicos de la información electrónica, dice el profesor Alvarez Baltierra, es que ellos deberán trasladar la credibilidad en el mensaje desde los medios tradicionales de comunicación, hacia las propias fuentes informativas. El fenómeno resulta complejo y será materia evidentemente de una profunda reflexión en los círculos periodísticos, académicos y legislativos. Una segunda característica es el grado de inseguridad que puede generar la información electrónica. Los receptores podrán ser sorprendidos en sus lugares de trabajo, en locales públicos o espacios abiertos, por información de último momento, procesada o no, cuya necesidad y urgencia de transmisión obedezca a la decisión de una persona o entidad, situación que envuelve un alto grado de peligrosidad. El periodismo electrónico terminará con las rutinas. Los actuales periódicos matutinos y vespertinos podrán ser reemplazados por ediciones en constante e ininterrumpida actualización. Las salas de redacción trabajarán las veinticuatro horas del día, reencantando en cierta forma el periodismo. Surgirán nuevos desafíos, como por ejemplo, el riesgo de generar situaciones de pánico colectivo o reacciones económicas y sociales imprevisibles. Un efecto negativo es que aumentará la brecha entre la sociedad informatizada -conformada por quienes estén conectados a las redes electrónicas- y la sociedad no informatizada.
Todo lo anterior nos lleva a la única conclusión definitiva: nada hay seguro en esta materia. La tarea es seguir profundizando, experimentando y, sobre todo, reflexionando. |