Golpes y a gritos entre aliados.Santiago, 25 de Noviembre de 2001 Estimado amigo Las últimas dos semanas de la campaña electoral parecen destinadas a confirmar lo que ha ocurrido en el período previo: a mayor indiferencia de los votantes, más encarnizada es la batalla que libran los candidatos entre sí. Como se vio desde el comienzo, el sistema binominal imperante genera los peores choques dentro de cada conglomerado y aunque al comienzo los que tomaron palco fueron los candidatos concertacionistas, era evidente que también ellos los iban a tener que pagar su cuota de problemas. Lo que nadie anticipó fue que el encontrón -el más sonado hasta ahora- fuera en televisión y enfrentara a Aldo Cornejo con Nelson Avila mientras tomaba palco el tercero en la discordia de Valparaíso, el almirante (R) Arancibia Y no es una figura literaria: mientras las voces subían de tono delante suyo y luego Cornejo trataba de acercarse en forma amenazante a su socio y a la vez rival Avila, el almirante se cruzó plácidamente de brazos, dejando que se desangraran... en sentido figurado hasta ahora. El espectáculo no ha sido grato. Y es evidente que los canales de TV, el equivalente del siglo XXI del circo romano, no podían dejar pasar la ocasión. Pero no se puede olvidar que, a pesar de todo, aquí hubo dos diferencias con los enfrentamientos anteriores en la Alianza por Chile: 1) los candidatos no recurriron a sus representantes (por no decir mercenarios) para que pusieran la cara (y el resto de sus anatomías) por ellos, y 2) aunque grotesco, el episodio no pasó más allá del intercambio de airados epítetos... mientras que en San Felipe y en otros lugares, los brigadistas de la UDI y de RN se han enfrentado con violencia física. El propio almirante (R) debe haber reconocido privadamente que los diputados que se agredían verbalmente delante suyo y de las cámaras, no alcanzaron a poner en peligro la integridad física de nadie como ocurrió, en cambio, también delante suyo, cuando los partidarios de Carmen Ibáñez (RN) chocaron con los de Francisco Bertolucci (UDI) en el centro de Valparaíso. En estos días se ha hablado mucho de los necesarios cambios de la Ley de Elecciones. La idea de que la inscripción sea obligatoria y el voto, voluntario, parece entusiasmar a muchos. Representa, sin duda, un avance ante la situación actual. Pero también quedan pendientes otros temas. Y los dos fundamentales son:
Mientras no se avance claramente en este sentido, Chile no será realmente un país democrático.
Cordialmente Abraham Santibáñez
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