Editorial:

Líder con poco vuelo

Santiago, 6 de Octubre de 2002

No hay, en el mundo moderno, lugar común más común que el de la necesidad de personas con capacidad de liderazgo. Hay libros y cursos dedicados a ello. Y gente que cobra por compartir lo que sabe. Lo que resulta difícil de entender, es que en algunos casos personajes como el ex futbolista Eduardo Bonvallet cobren por inculcar su particular filosofía. También sorprende que, en esa línea, todavía la mal llamada “geisha” chilena no haya descubierto este negocio....

Es evidente que se necesitan líderes. Y, en tiempos de transición y de confusión, ellos son más necesarios que nunca. Pero el auténtico liderazgo no pasa tanto por ciertas fórmulas que todos podríamos repetir de memoria, sino por la consecuencia y la honestidad con que se desempeñan las funciones de cada cual.

Lo que está ocurriendo en el Ejército en los últimos años, pero especialmente bajo el mando del general Juan Emilio Cheyre es una demostración de liderazgo bien entendido y mejor llevado a la práctica. Su desempeño ha sido un trabajo coherente de quien no repite lugares comunes, pero que demuestra en hechos concretos su apego a las doctrinas tradicionales de la institución, como el acatamiento al poder civil y el respeto a las normas democráticas. El reconocimiento de que el general Prats no sólo fue su comandante en Jefe, sino que fue víctima de un crimen repudiable, es quizás el paso más decidido en la dirección correcta, pese a los muchos riesgos que implica.

El otro extremo está personificado por la figura del comandante en jefe de la Fuerza Aérea. En su caso el ocultamiento de la información que se había comprometido a entregar y el mal manejo interno a la hora de hacer efectivos los acuerdos de la mesa de diálogo sólo permiten pensar en dos posibilidades: una torpeza o la convicción de que sólo estamos viviendo un pasajero interludio democrático. Lo primero es inimaginable en quienes han culminado una larga carrera. Lo segundo es aún peor.

Pero, en uno y otro caso, lo que queda claro es que el líder ha perdido claramente el rumbo.

Abraham Santibáñez

Volver al índice