Un primer balance del affaire GemitaSantiago, 15 de Agosto de 2004 Sería ingenuo pensar que con las últimas, descarnadas confesiones de Gemita Bueno se ha aclarado finalmente la compleja trama de la participación de políticos, particularmente la del senador Jovino Novoa, en el Caso Spiniak. Dada las múltiples contradicciones de la otrora testigo clave, no hay muchas razones para creer que estas declaraciones sean más sinceras que las anteriores. En realidad lo único claro es que todo lo que ella ha dicho en casi un año de apariciones en los medios nunca debió aceptarse con tanta facilidad. Desde siempre se supo que su vida no había sido fácil y que posiblemente la droga y el alcohol, más los excesos de todo tipo debían haberla marcado profundamente. Se le dio, sin embargo, una tribuna privilegiada, sin filtro ni crítica y cuando por lo menos uno de los dos organismos de autorregulación ética del periodismo y los medios sancionó el poco rigor con que se había actuado, no faltaron los críticos que prefirieron encastillarse agresivamente en posiciones intransigentes, en una aparente defensa de la libertad de expresión. Creemos que no se defendía la libertad. Simplemente se levantaba la bandera del mal periodismo, sin verificación de antecedentes ni búsqueda de otras fuentes. La verdadera investigación es tediosa, incómoda y requiere de recursos, sobre todo humanos, como lo demostró el ejemplo siempre vigente del Caso Watergate y The Washington Post. Lo que ha ocurrido en Chile, en cambio, habla mal de nuestros periodistas y de su sentido de la responsabilidad. Y pone en riesgo el prestigio de todos. Este es, sin duda, un momento triste para una noble profesión que pudo hacer mucho en un tema tan vital para la sociedad como la pedofilia y la corrupción. Pero que, abdicando de su responsabilidad, prefirió el camino más cómodo y más llamativo del escándalo. Hay, naturalmente, muchos aspectos que rescatar. Y uno, tal vez, que debe tomarse en cuenta, aunque no exime de culpas: el periodismo no fue el único que actuó de manera precipitada e irresponsable en este asunto.
Abraham Santibáñez
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