Dictadura y democracia: los mismos años, dos veredictosSantiago, 10 de Septiembre de 2006
Implacable, la UDI ha dicho que la Concertación está mostrando señales de agotamiento. Es posible: los primeros seis meses del gobierno de Michelle Bachelet han combinado aciertos y pasos en falso. Lo más inquietante ha sido la apertura innecesaria de algunos conflictos como la revisión del período presidencial o, claramente, el publicitado anuncio sobre la píldora del día siguiente. Pero hay otras áreas en las cuales la Concertación ha tenido éxito y el gobierno actual está profundizando sus principales y más sólidas líneas. El hecho más notable, sin embargo, que parece perderse en la polvareda de estas tormentas la mayoría de las cuales son artificiales- es que la Concertación ha enfrentado una y otra vez el veredicto de las urnas y en todas las ocasiones ha tenido éxito, a pesar del perverso sistema binominal (creado explícitamente para mantener artificialmente el empate). Este lunes 11 de septiembre, aparte de todas las dolorosas conmemoraciones que debemos hacer en Chile, hay una que hasta ahora ha pasado inadvertida: la Concertación ha cumplido los mismos 16 años y seis meses que duró la dictadura. Y sigue adelante, con todo su vigor. A pesar del inmenso poder que detentó Augusto Pinochet, sólo ganó la consulta de 1978 y el plebiscito de 1980 debido a las condiciones en que se realizaron. Cuando finalmente debió aceptar la existencia de registros electorales previos y el tribunal calificador de elecciones, se impuso la mayoría que anhelaba el retorno a la democracia. Cualesquiera hayan sido los errores y debilidades de la Concertación, es evidente que no cabe comparación alguna entre el agotado régimen de Pinochet en sus postrimerías y las eventuales dificultades que hoy pudiera enfrentar Michelle Bachelet como continuadora de Aylwin, Frei y Lagos. El juicio de los ciudadanos, el primer paso para el gran juicio de la historia, ha emitido dos veredictos diametralmente opuestos al cabo de un mismo lapso. Es algo que no podemos dejar de tomar en cuenta. Abraham Santibáñez
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