La ejemplar preocupación del pastorSantiago, 20 de abril de 2008
Cada día, desde su llegada a Estados Unidos, la semana pasada, el Papa Benedicto XVI abordó un tema al cual la Iglesia Católica le había bajado permanentemente el perfil: los abusos sexuales de sacerdotes pedófilos. El sábado, en la catedral de San Patricio, en Nueva York, pidió a los presentes que ayudaran a sus obispos a trabajar de manera efectiva para resolver este problema. Es, sin duda, el más claro símbolo del cambio de rumbo que el Pontífice quiere imprimirle a esta materia. Sus reiteradas alusiones y, sobre todo, su reunión con algunas de las víctimas -tres de las cuales dieron su testimonio en la CNN- han tenido un profundo impacto emocional: En su homilía en la misa al aire libre en el Parque Nacional de la ciudad de Washington, pronunció una frase clave: Ninguna palabra mía podría describir el dolor y el daño infligido por estos abusos. Es muy importante que quienes han sufrido, reciban atención pastoral Sin embargo, a pesar de este explícito reconocimiento y los sentimientos expresados por los sector afectados, la impresión dominante es que todavía falta algo más para concretar el mensaje.. Anne Burke, ministra de la corte Suprema de Illinois e integrante del National Review Borrad, grupo de trabajo nombrado por los obispos para ayudar a la Iglesia a encarar el escándalo, estuvo con el Cardenal Ratzinger en 2004, un año antes de que lo eligieran Papa. Según recordó en The New York Times (entonces) le dimos nombres, le contamos como algunos cardenales y ciertos obispos no habían querido colaborar. Al término de la reunión Ratzinger nos dijo: Muchas gracias. Me parece muy valiosa la información que me han dado. Destacó la jueza que el futuro Papa tomó numerosas notas durante la conversación. Ahora, reconoció ella misma, le conmovió el acercamiento del Papa con las víctimas. Al mismo tiempo reiteró su inquietud por no se hubiese sancionado a nadie. Hasta ahora el escándalo, solo en Estados Unidos le ha costado a diversas diócesis más de dos mil millones de dólares en indemnizaciones por más de cuatro mil personas abusadas cuando niños. Pero el dinero no ha sido suficiente y ello explica la preocupación del Papa por aliviar el dolor de las víctimas. En definitiva, sus reiteradas alusiones al tema imprimieron un sello inesperado al viaje. Así lo reconoció el rector de la Universidad de Fordham, el sacerdote Joseph McShane: Ninguno de nosotros lo imaginaba. Pero todo el mundo agradece que el Papa haya tenido este gesto. Se dio cuenta de que esta era una visita pastoral y que debía mostrarse especialmente como el pastor de quienes han sido heridos más profundamente
Abraham Santibáñez
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