Editorial:

El peligro de ignorar la autorregulación ética

Santiago, 1º de Junio de 2008

De visita en Chile, invitado por la Federación de Medios, el maestro de la ética periodística Javier Darío Restrepo enfatizó en la charla en que se presentó un nuevo texto del Consejo de Ética de los medios, una consideración fundamental: la necesidad de diferenciar entre ley y ética.

Su mensaje, expresado con elegancia y profundidad, tuvo una precaria difusión: no hubo muchos representantes de los medios –que son los que se agrupan en la Federación- y, consecuentemente, el despliegue informativo fue nulo.

Esta apatía debería servirnos de advertencia: cuando se deja de lado la ética, peligra la libertad de prensa. Si los medios no se afanan por actuar de manera responsable, quienes tengan motivos de queja recurrirán a las leyes represivas y, si les parecen, insuficientes, pedirán más y mayores restricciones.

En esta perspectiva, en la medida en que los propios medios se muestren indiferentes al tema, es poco lo que se puede esperar del resto de la sociedad.

Como una confirmación de lo anterior, en los últimos días se han multiplicado las instancias en que el malestar por supuestos excesos periodísticos llega directamente a los tribunales o, peor aún, motiva inexplicables acciones de jueces impulsivos. En vez de apelar a los sistemas de autorregulación informativa creados por la Federación de Medios y el Colegio de Periodistas (como lo han hecho antes la Corte Suprema y otros magistrados), la jueza Cecilia Pastene, del Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, prohibió dar el nombre de un imputado y el juez Jorge Norambuena, del Cuarto Juzgado, expulsó a los reporteros del tribunal, acusándolos de hacer un “show mediático”. Un alcalde, el de Ñuñoa, las emprendió contra el diario La Nación utilizando, en su demanda, de manera equivocada y superficial, argumentos extraídos de textos periodísticos, incluyendo uno de mi autoría. Es como para creer que volvemos a los peores tiempos de la dictadura.

En todos estos casos habría sido más fácil y, sobre todo, mejor para la salud de la sociedad, recurrir a alguna instancia como las nombradas. Pero no fue así.

Es probable que la libertad de prensa, por ahora, al menos, no corra riesgos realmente graves. Pero al descuidar los mecanismos éticos, se los debilita y alguna vez en el futuro puede ocurrir que los periodistas o los medios salgan perjudicados.

Para evitar ese riesgo, hemos insistido permanentemente en la importancia de los controles éticos. Pero es poco lo que se puede hacer si se los ignora. O, peor aún, ni siquiera se informa que un maestro, como Javier Darío Restrepo, vino a Chile y habló sabiamente del tema.

Abraham Santibáñez

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