Pensamiento
palabra, obra y opinión
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Periodistas ante todo.

Santiago, 6 de agosto de 2008
(Con motivo de asumir la presidencia del Colegio de Periodistas de Chile)

En febrero de 1925, con motivo de “la paralización” de El Diario Ilustrado, Joaquín Edwards Bello escribió: “Nosotros deploramos sinceramente la clausura de los diario porque la libertad de opinar y la libertad de publicar son derechos del hombre”.

Hizo ver, también, que los periodistas tenemos ciertas “secretas solidaridades, no de ideas en este caso, pero sí de profesión”. Recordó por ello que quienes escribían en distintos medios se habían sentado muchas veces “codo a codo en alguna comida”, aunque ello le pudiera parecer desconcertante al público lector.

Este mensaje de hace tantas décadas me parece relevante al momento de iniciar mi período en la presidencia del Colegio de Periodistas. En estos días he sentido que las diferencias de ideas entre nosotros, especialmente en el ámbito político, pueden dar la impresión de que estamos profundamente divididos. Creo que es legítimo que tengamos diferentes interpretaciones de la realidad y participemos en diferentes proyectos de construcción del futuro. Pero también creo, como se pudo apreciar en los enunciados de nuestras tres candidaturas, que compartimos algunas ideas de fondo respecto del periodismo y los periodistas.

Un diagnóstico similar.

En primer lugar, compartimos la idea de Edwards Bello: “Para todos los periodistas, la clausura de un diario en cualquier condición que sea es un golpe rudo”.

Hoy son otros los golpes que recibimos, incluyendo algunos físicos, como los que sufrió el fotógrafo Víctor Salas, de agencia EFE. agredido en Valparaíso el 21 de mayo por Carabineros. Tampoco se trata solo de diarios.

Hay en la actualidad otros soportes para la información y la opinión, como la radio, que en 1925 apenas se insinuaba en Chile y en el resto del mundo. Pero el papel fundamental, el servicio a una sociedad informada y por lo tanto el desafío de entregar información “veraz, leal y oportunamente”, persiste. También su corolario de que –sobre esa base- los ciudadanos puedan ejercer libre y plenamente sus derechos democráticos.

A partir de esta visión, creo yo, coincidieron los planteamientos de nuestras candidaturas cuando proclamamos la ingrata convicción de que el periodismo ha perdido protagonismo. Personalmente he recordado, con nostalgia e impotencia., el destacado papel de aquellos maestros que hace más de medio siglo lucharon porque el periodismo entrara a la Universidad y porque los periodistas tuviéramos un colegio profesional.

En los años transcurridos desde la década de los 50 pasaron muchas cosas en Chile, especialmente durante la larga noche de la dictadura. Colegas nuestros soportaron la pérdida de sus empleos, el cierre de los medios en que trabajaban, detenciones arbitrarias, la tortura y el exilio. Un número importante sufrió la muerte y a ellos no podemos olvidarlos: desde Augusto Olivares a José Carrasco, desde Guillermo Gálvez Rivadeneira a Diana Arón. Tampoco podemos olvidar a aquellos que murieron en el exilio y el abandono, como Eugenio Lira Massi o Genaro Medina… Y hay más víctimas, incluyendo hasta nuestros días a muchos exiliados de hecho en nuestro propio país; exonerados olvidados; jubilados con pensiones miserables; periodistas que quieren y pueden trabajar y están vetados.

El divorcio entre la sociedad chilena y los periodistas que hizo crisis durante la dictadura, no terminó con el retorno a la democracia. Por el contrario, se agravó por culpas propias y ajenas, entre las cuales hay que consignar ahora la agresiva irrupción de opinólogos y “periodistas” improvisados que cabalgan a lomos de Internet u otros espacios virtuales. Unos y otros, nosotros y ellos, perdimos en algún momento la sintonía con el resto de los chilenos y dejamos de ser creíbles.

La solución.

Se han propuesto diversos remedios ante el diagnóstico compartido.

Creo que lo más urgente que tenemos que hacer es atraer a nuestro lado a jóvenes que nos aporten sus capacidades, su dominio de las nuevas tecnologías y que nos permitan recuperar la confianza perdida de nuestros conciudadanos. Necesitamos periodistas que no teman al desafío de la libertad, capaces, al mismo tiempo, de hacer su tarea con responsabilidad ética.

A ellos queremos reiterarles un mensaje permanente. Como decía Ryszard Kapuscinski: "Para ejercer el periodismo ante todo hay que ser buena persona".

Creo que nuestra principal preocupación, hoy día, es la recuperación –como lo señaló en su visita reciente Javier Darío Restrepo- de “la identidad” de los periodistas.

En la conferencia que pronunció en un encuentro aquí en Santiago, el doctor Restrepo citó a Dominique Wolton, quien cree que es urgente “recuperar la identidad libre de la prensa y del periodista frente al poder, reconocer que la pérdida de ese talante equivaldría a quedar sin rostro, es decir, sin identidad”.

Agrega Restrepo que “ese proceso de recuperación de su rostro, supone, según Wolton, aceptar la crítica, posición ética relacionada con el compromiso con la verdad, y un replanteo de las relaciones de la prensa con el poder hasta situarlas dentro del marco de la identidad del periodista”.

En conclusión, según Wolton, “no habrá victoria de la información si no se refuerza el rol de los periodistas.

Es, comenta Restrepo, “un asunto de identidad profesional, sin duda….. No saber hacia dónde se va – que a eso equivale el debilitamiento de la identidad- es entrar en una parálisis ética que solo puede superarse con una clara y entusiasta identificación de metas, de objetivos, o sea con la recuperación y fortalecimiento de la identidad profesional”.

Creo que nuestro deber, como lo fue durante la dictadura, es seguir luchando por afianzar la libertad de prensa y de expresión. Esto implica el permanente rechazo a cualquier iniciativa legal o de otro tipo que implique controles y limitaciones a este ejercicio

Paralelamente, porque creemos en la autorregulación, debemos velar por el riguroso cumplimiento de las normas contenidas en el Código de Ética de los periodistas de Chile.

El Colegio ha pedido perdón por las gravísimas faltas a la ética de algunos de sus miembros.

Ahora que nuestras instituciones se pronunciaron, creo que es el momento de mirar hacia adelante. Es hora de preocuparse y velar por la formación de los estudiantes de periodismo. Debemos dar seguridades a la comunidad nacional de que ningún profesional de la orden quedará impune si incurre en faltas de lesa humanidad.

Al comenzar esta campaña por la presidencia del Colegio propuse algunas tareas que espero poder llevar a buen puerto con el apoyo de todos los periodistas de nuestro país:

Enumero las principales:

  • Es indispensable continuar con el trabajo realizado hasta ahora por el Colegio de Periodistas, en especial en lo que se refiere al Estatuto del Periodista y otras aspiraciones gremiales.
  • Queremos desarrollar una política deliberada de inclusión de todos los periodistas en todo Chile, pero de manera especial:
    1. Las nuevas generaciones,
    2. Los profesionales de regiones,
    3. Los periodistas “institucionales”, considerados muchas veces como profesionales marginales.
  • Necesitamos establecer una permanente coordinación con los profesores universitarios de Periodismo;
  • Nos hemos propuesto programar constantemente actividades de formación y actualización de conocimientos de profesionales activos y jubilados.
  • Queremos poner en marcha nuevos programas de difusión, reflexión y refuerzo de la conciencia ética de los periodistas.
  • Debemos ampliar la presencia del Colegio de la agenda nacional, manteniendo la capacidad de reacción frente a las violaciones de la libertad de prensa, pero agregando un plan de actividades culturales acerca de los grandes temas de nuestro tiempo.

Estos son planes ambiciosos. Insisto en algo ya dicho: no puedo realizarlos solo. Creo que nadie podría. Por eso necesitamos que tanta gente se agregue a esta gran tarea. Pero me queda claro, también, como escribió recién Patricio Navia, que a uno no lo juzgan por las intenciones sino por los resultados.

Abraham Santibáñez

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Fecha Edición:
10 de Agosto de 2008