Esperando al elector
Mañana domingo en la tarde -gracias a la diferencia de hora- los chilenos sabremos el nombre del reemplazante de Jacques Chirac como Presidente de Francia. Las posibilidades de que sea una mujer, Segolene Royal, mejoraron después del debate en televisión del miércoles pasado, pero la mayoría de los analistas coincidió en que no hubo un triunfador en su encuentro verbal con Nicolas Sarkozy. Otra coincidencia en los comentarios fue que el debate no tuvo el deslumbrante atractivo al que nos han acostumbrado los encuentros de este tipo desde 1960, cuando se inauguraron en Estados Unidos, entre Nixon y Kennedy. En primer lugar se criticó el papel de los moderadores, dos antiguos presentadores, que mostraron una excesiva pasividad, al punto que la primera observación, tras el debate, fue que era como contemplar la oscilación de un péndulo. Aquí alguien agregó que era como ver un partido de tenis, en que las miradas van de uno a otro extremo de la cancha, casi sin detenerse en el juez del partido. La segunda observación fue que pareció más un debate para una elección comunal, como señaló The New York Times, que una discusión acerca del futuro de Francia, la sexta economía del mundo. Irak y la relación de Francia con Estados Unidos apenas se mencionaron, a pesar de que el espacio se prolongó por más de dos horas y media. Sarkozy, famoso por su tendencia a la irritación, hizo un notable esfuerzo por contenerse mientras Segolene Royal mostró una inesperada agresividad, haciendo firmes observaciones e interrumpiendo con frecuencia a su adversario. Se sobreactuó, sin embargo, cuando acusó a su adversario de ser un compendio de la inmoralidad política. Por lo que hay consenso en que ganó puntos, pero no los suficientes para ganar la elección. Bernard Sananes, director de una agencia de comunicación (Euro RSCG C&O), comentó que mientras quince meses de campaña no lograron cambiar sus imágenes, el debate les permitió a ambos rectificar sus puntos negativos. El apareció más calmo, más dueño de sí mismo, inspirando menos temores; ella más tranquilizadora acerca de su competencia y su capacidad para encarnar la función presidencial. Como corolario, Sananes cree que es difícil que Segolene Royal sea la ganadora. Pero, por la forma como ha concluido la campaña, queda, cree, en óptimas condiciones para convertirse en la abanderada de la oposición, superando a los elefantes de su propio partido. En cuando a Francois Bayrou, su última palabra tras el debate fue concluyente: No votaré por Sarkozy. Ello puede ayudar a canalizar a favor de la candidata socialista sus casi siete millones de votos. Por su parte, el llamado a la abstención del derechista Jean Marie Le Pen debería afectar a Sarkozy. Hay razones, en concreto, para no arriesgar un pronóstico. A estas alturas, lo mejor es esperar. Y confiar, como dijo el filósofo, en que gane el (o la) más mejor.
Publicado en el diario La Prensa Austral de Punta Arenas el 5 de mayo de 2007 |