El huaso alemán que vive en España
Se suele creer que la internacionalización es un fenómeno nuevo en la vida de la humanidad. Que antes del avión -y, por supuesto, antes de Internet- las posibilidades de salir de cierto ámbito geográfico estaban reservadas a unos pocos afortunados. John Müller González es un buen ejemplo de que la globalización no comenzó recién. Sus antepasados alemanes viajaron a Chile en el siglo XIX desde un lugar que hoy no está en Alemania, sino en la República Checa. Se graduó de periodista en la Universidad Católica y después hizo un postgrado en Navarra. Fue el comienzo de su creciente enraizamiento en suelo hispano. Hoy está casado con española, tiene hijas españolas y en el árbol genealógico de su familia crecieron ramas que cruzan media Europa y el Océano Atlántico de arriba abajo y de este a oeste. Pero se siente chileno y, sobre todo, osornino. Lo destacable del caso es que tanto amor filial no lo ha privado de lo que es esencial en un periodista: su capacidad de tomar distancia de la ciudad y su gente. A esta paradoja se agrega otra: durante dos años y medio Müller escribió semanalmente una "Carta de Madrid" que se publicaba en "El Diario Austral" de Osorno y que no era una crónica de la vida en España o en Europa, sino una permanente, aguda y polémica incursión en la actualidad chilena y osornina. Es que, claro, la globalización no se acaba de inventar, pero la revolución de las comunicaciones e Internet hacen posible que cualquier comentarista avispado pueda informarse e incluso recibir confidencias en su "finca", aunque esté en Becerril de la Sierra, en las afueras de la capital española. El año pasado Müller puso amigable fin a su colaboración periodística con el diario osornino y, como un regalo a su ciudad, decidió juntar sus comentarios y editarlos por cuenta propia en un libro: "Huasos en la aldea global". Son muchos los temas y problemas directamente relacionados con Osorno que incluye. Pero también hay una visión de Chile, de la política y, sobre todo, de la gente de donde sea. La historia más notable, según creo, es la de Aldo González, que no es pariente suyo (pese al apellido González); que no es de Osorno (es chillanejo) y que no es periodista (es biólogo molecular). Como vive también en Madrid, Aldo González fue invitado a la recepción oficial en una visita del presidente Lagos. Por casualidad, allí entabló conversación con la reina Sofía. Ella le preguntó a qué se dedicaba. El se lo contó y le dijo también que, siendo estudiante, había identificado una nueva especie de hongo, una levadura, a la cual bautizó como "Candida sophiae reginae". "La reina -dice Müller-, sorprendida y halagada, se interesó todavía mucho más en lo que le contaba... Y así estuvieron charlando amenamente toda la noche hasta que el rey Juan Carlos vino a buscarla para irse a su palacio". Müller tiene más historias. Algunas propias no las cuenta. Como la vez, en su primer viaje a España, que corrió delante de los toros en Pamplona, para San Fermín. En esto tiene buena compañía. Son varios los chilenos que han seguido los pasos de Hemingway y otros audaces jóvenes que se exponen a la afilada cornamenta de los toros. De los que yo conozco, el primero fue Arturo Fontaine Aldunate, actual decano de Periodismo de la Universidad de Santo Tomás, ex director de "El Mercurio", ex embajador en Argentina y ex presidente del Consejo de Etica de los Medios. Parece difícil de creer. Pero es cierto. Como que hay huasos alemanes que viven en España.
Publicado en el diario El Sur de Concepción y La Prensa Austral de Punta Arenas en Diciembre de 2004 |