Invitado: Jorge Escalante: "TV en el Metro"Jorge Escalante La Nación
El Metro de Santiago es, sin duda, un servicio eficiente, limpio, descontaminante, rápido, expedito y seguro. Lamentablemente, no ha podido escapar a la mentalidad subdesarrollada y bullanguera que se impone en los medios de transporte. No se sabe si le copió a las líneas de buses interurbanos, que aturden a los pasajeros con la tele, o a las micros que recorren la ciudad, que llevan un espectáculo en vivo con todo tipo de cuenteros. Lo concreto es que el Metro ha impuesto a los usuarios la obligación de la televisión en los andenes. Da la impresión de que el silencio es mal mirado en el subdesarrollo, como temor del mercado a que el cliente piense que no pasa nada. Por el contrario, el silencio, o el respeto a la tranquilidad de las personas, es un valor en los países desarrollados. Se trata de una cuestión cultural. Muy temprano parte la tortura en los andenes. Los Leones, Manuel Montt, Salvador, Baquedano, Moneda, etc. Los televisores chillan a todo volumen, alimentando el ruido de la metrópolis. No cabe duda: Santiago es una de las ciudades más ruidosas del mundo. A quienes se proponen iniciar un día laboral sin estrés, el Metro se encarga de darles el primer palo matutino. Los que reclaman en las estaciones o por los diarios, no son escuchados. Supongo que los directivos del Metro están convencidos de que están haciendo lo correcto. O sea, darle duro a la gente desde las primeras horas. Y a veces con programas de muy discutible calidad, o simplemente basura. ¡Qué lástima que el Metro también se haya comprado el cuento del subdesarrollo vocinglero! ¿Venderá más boletos desde que instaló los televisores? Para cualquier extranjero, el asunto resulta folclórico, como tomar una micro y ver desfilar a esos tipos que cuentan un largo drama que uno nunca sabe si es cierto. En las ciudades europeas, que cuentan con metros más antiguos, se impone la paz. Pero, quizás, la experiencia santiaguina termine por deslumbrar a medio mundo y la bulla del Metro se convierta en un nuevo producto de exportación. Publicado en La Nación el martes 19 de octubre de 2004 .
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