Estaba sin información
En un conocido pasaje del Evangelio Jesús anticipa a sus discípulos lo que ocurrirá en el juicio final. ''Entonces, dirá el Rey a los que están a su derecha: ''Venid, benditos de mi Padre... porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; peregriné y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; preso y vinisteis a verme...''. El relato continúa con la pregunta obvia: ''¿Cuándo te vimos en esas condiciones, Señor?''. Y la respuesta, a lo largo de dos mil años, ha sido siempre la misma: -En verdad os digo que cuantas veces hicisteis esto a uno de mis hermanos menores, a mi me lo hicisteis... El evangelio resume así, con abrumadora sencillez, el profundo significado del abandono y la pobreza: falta de comida, falta de vestido, falta de libertad o de salud. Pero, ¿qué ocurre en tiempos de Internet, cuando la llamada ''brecha digital'' amenaza con dividir a la sociedad de manera distinta a los tiempos de Jesús, en que estaba claro que había ricos como Epulón y pobres como Lázaro? Situarse con los pies firmes sobre este ciber-escenario fue lo que intentaron recientemente dos estudiantes de Periodismo de la Universidad Diego Portales, Alejandra Cuevas y Paula Antúnez con su tesis ''Desafíos comunicacionales para sectores de escasos recursos''. Para ellas, en un intento de definición amplio, ser pobre es tener algunas carencias materiales básicas: techo, trabajo, salud, educación. De inmediato les saltó a la vista un aspecto que no siempre se considera y que se los hizo ver el padre Renato Poblete: ''La pobreza no es solamente aquella carencia de bienes materiales, sino también de bienes espirituales, de cultura, de (la posibilidad) de ser tomado en cuenta, de ser valorado...''. La marginación de los pobres implica que no están integrados a un aspecto tan esencial de la vida moderna como es la comunicación moderna, sin hablar de Internet... todavía. Los medios casi no los toman en cuenta y, cuando lo hacen, generalmente es porque han sido protagonistas de noticias policiales relacionadas con la droga y el alcohol. Y hay más. Las tesistas, al amparo del concepto de comunicación para el desarrollo que elaboró la FAO, creen que ahora es necesario agregar la falta de información a las carencias que definen la pobreza. Dicen en las conclusiones de su investigación: -Tomando en cuenta la necesidad de información de todo ser humano, se hace imperioso que las personas de escasos recursos se den cuenta de que no están al margen de ese derecho, de que ellas con mayor razón necesitan de la cohesión social que producen las informaciones a fin de poder superar su situación y aprovechar los beneficios de la globalización. Dicho en el sencillo lenguaje evangélico, todo esto se traduciría en un nuevo párrafo: ''Estaba sin información y me la entregásteis. No sabía que era importante estar comunicado y me lo explicásteis...''. ¡Bonita, pero difícil tarea!
Publicado en El Sur de Concepción el sábado 14 de abril de 2001 |