De Cartier-Bresson a la fotografía digital telefónica.Columna Tecnológica por José Miguel Santibáñez Hoy terminó la muestra fotográfica de los trabajos de Henri Cartier-Bresson en el Museo de Bellas Artes. Quienes no pudieron apreciarla en vivo, aún pueden ver algunas de estas fotos en http://www.henricartierbresson.org o http://www.photology.com/bresson/ y en otros sitios en Internet. Revisar la muestra me produjo sensaciones encontradas. Por una parte, está la admiración por la técnica. Cartier-Bresson adivinaba gran parte de sus fotografías. No disponía de un visor a todo color que le indicara que era exactamente lo que iba a quedar en su foto (en muchos casos, asumo que hasta tenía que imaginar si estaba alineado con la línea del horizonte). Sus cámaras deben haber sido bastante simples, con todos los controles en manual y presumo que la mayoría de las veces adivinaba la apertura del diafragma, la exposición (quizá en algunos casos completamente manual, debiendo quitar y poner la tapa del lente) e incluso el enfoque. Luego había que esperar hasta revelar las fotos (sin siquiera un proceso de "revelado en una hora" o al menos un laboratorio especializado) que implicaba un tratamiento manual de la fotografía, que podía concluir incluso inutilizándola... (que diferencia con el actual e infantil grito de "a ver, a ver!" inmediatamente después del clic). Sin embargo, la larga muestra (más de un centenar de fotos) me produjo la misma impresión que muchos fotologs(1) que he revisado, o publicaciones fotográficas en usenet(2): hecho de menos el contexto en el cual se tomó la foto (y en ocasiones, hasta con eso, la foto sobra). Si, puedo admirar la composición, los juegos de luz y sombra, la técnica desplegada... pero no siempre basta... Claro que hay fotos que hablan por si mismas... Fotos donde el "congelar el momento" es más que suficiente (la muy publicada del "salto del charco", o la del niño con las botellas) o donde el lugar y la composición asombran (unas de España) y otras donde basta un contexto mínimo (la de India, con la gente presente en la cremación de Ghandi, o varias de las chinas). Pero en las restantes... Una foto es un trozo de tiempo congelado. Supongo (y espero) que cuando mis familiares ven la gran cantidad de fotos que he tomado en nuestras reuniones, ellos recuperan sus sensaciones de esos momentos. Se miran, se recuerdan a si mismos, recuerdan anécdotas y situaciones y recuperan parte de ese instante. Lo supongo porque es lo que yo siento cuando miro fotos familiares antiguas... Pero asumo que a cualquiera que no sea de la familia, le debe producir un soberano aburrimiento. Hoy en día, donde la tecnología nos ha reducido el precio de cada fotografía (en la actualidad, el único costo para un fotógrafo digital, es la cámara, la pila y el espacio en disco) hace más patente la necesidad de ser selectivo con lo que se muestra: Una imagen debe contar una historia o ilustrarla. En el segundo caso necesita la historia como contexto (o alguien que le de el contexto, como pasa en http://www.epica-awards.com/assets/epica/2004/winners/film/flv/11132.htm) y como toda historia, debe interesar a quienes la siguen... Por otra parte, se debe recordar que nunca la tecnología va a superar al instinto del fotógrafo. Muchas de las fotos de Cartier-Bresson son instantes únicos de tiempo. Son irrepetibles... Y eso se ha vuelto tan importante, que hoy disponemos de una nueva ley de Murphy: "Las mejores escenas o expresiones ocurren mientras la cámara está en proceso de setup" (3).
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