El mito de Cafandra y la InternetColumna Tecnológica por José Miguel Santibáñez La pregunta era clara: ¿Qué es Cafandra? Al final, era una campaña de la asociación de radiodifusores de Chile (ARChi) acerca de la fuerza de penetración de la radio: hasta lo más simple, puede sonar relevante cuando lo escuchas por la radio(1). Sin embargo, así como había una buena cantidad interesados en el tema de Cafandra, esta vez fue evidente que había una parte de la sociedad que, simplemente, no estaba ni ahí. Para mí, la situación contrasta con lo que está ocurriendo en Internet, con la última de las modas para ganar dinero rápido: el aviso de una pronta explosión comercial de una sociedad anónima ubicada en alguna parte del mundo... (previamente mencionado en: Columna Tecnológica: spammies: ¿broma o cruel predicción?) El principio es simple, y a mi modo de ver, no es precisamente ilegal: las acciones de una compañía, valen exactamente lo que el mercado está dispuesto a pagar por ellas. En principio eso va de la mano con la realidad de la compañía: si crece aumenta el valor de las acciones y si va a pérdida, las acciones bajan de precio. Y entre medio, queda la especulación: la creencia de que las acciones pueden subir de precio (sin que necesariamente haya algo que así lo justifique) puede bastar para que las acciones efectivamente suban... Pero ¿qué limita esa creencia? Al igual que con Cafandra, hay quienes esperan que por el simple aviso secreto de que las acciones de una empresa van a subir de precio, entonces muchas personas compren y rieguen la voz y al final, efectivamente las acciones suban... Ni siquiera hablamos de inventar estados contables o falsear información de la empresa (no es un problema tipo ENRON), simplemente hacer circular información de que puede ocurrir (que es la base de la especulación). Y aparentemente hay acciones que cuando menos temporalmente- efectivamente suben de precio. Y los que tenían esas acciones al principio y las venden hacia el final, ganan mucho dinero... Aunque si no hay algo que justifique el aumento de precio, los que se quedan con las acciones al final, pueden perderlo todo... Pero ese es el riesgo conocido de la especulación. Aunque algunos lo consideran, derechamente fraude. ¿Por qué relaciono ambas situaciones? Porque ambas funcionan sobre la base de la buena fe de las personas. ARChi sabe que tiene fuerza mediática y estructuran una campaña claramente sugestiva: Cuando llegue Cafandra, notarás la diferencia. Muy pronto, Cafandra en Chile. Por supuesto, ninguno de los cinco avisos publicados en Internet (no se si hay más) podría presentar alguna diferencia ahora que Cafandra llegó, y se fue; afortunadamente eso no va a mermar mucho la confiabilidad de la radio. Muy diferente es la situación en Internet. Ya no basta googlear para tener algún nivel de certeza de la información recopilada. Incluso son muchos los que discuten el nivel de confiabilidad de la información publicada, de la identidad de quien publica la información e incluso de la idoneidad de quien lo hace. ¿Es confiable el proyecto Wikipedia (2), si su fundamento es ser una enciclopedia donde todos (sin restricción) pueden colaborar? ¿Qué ocurre con los mapas/fotos publicados en google maps(3)? Por ejemplo, Mapcity (4) indica que usa el plano de Santiago de Chilectra, y siendo su negocio, es presumible que están tan actualizados como les sea posible... Pero algún desfase tiene que haber entre que ocurre un cambio, se informa y se actualiza la información... Cassandra, la vidente, tenía información útil e importante, pero los troyanos simplemente no la escuchaban. Por otro lado, Internet tiene información de todo tipo: útil e inútil, verdadera y falsa, pero cada internauta debe ser capaz de distinguir la diferencia... Al igual que casi todo el software: Úsese a su propio riesgo.
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